
La madre buscadora Ceci Flores denunció el hallazgo de cráneos y huesos en una construcción sobre Paseo de la Reforma, en la colonia Guerrero. La Fiscalía capitalina y el INAH investigan si se trata de vestigios del panteón del siglo XVIII que existió en la zona o de un caso de desaparición reciente.
Ceci Flores recibió un mensaje anónimo. Decía que en una construcción en la colonia Guerrero, en la Ciudad de México, había cráneos y huesos humanos expuestos, ocultos apenas bajo tierra, en un predio sobre Paseo de la Reforma. Eran imágenes difíciles de ignorar. La madre buscadora decidió actuar de inmediato.
Tomó las pruebas que le hicieron llegar y las envió a Alessandra Rojo de la Vega, alcaldesa de Cuauhtémoc. En minutos, la funcionaria respondió. Sin burocracia, sin protocolos que dilaten, se dirigió al lugar con su equipo. Querían confirmar lo que hasta ese momento era una denuncia sin rostro, pero con un eco que se repite cada día en México: el hallazgo de restos humanos en espacios urbanos.
“Me llegó información anónima de que en una construcción en la colonia Guerrero había varios cráneos y huesos. Le envié las pruebas a la alcaldesa Alessandra Rojo de la Vega y fue inmediatamente al lugar. Cuando llegaron encontraron huesos humanos, pero no los cráneos, porque ya los habían escondido. Serán los peritos quienes nos digan de dónde salieron”, compartió Ceci Flores en su cuenta de X.
En la publicación, agradeció públicamente a la alcaldesa y a su equipo. “Estoy sorprendida con su reacción, quizá si todas las autoridades actuaran así, viviríamos en un México distinto”, escribió.
Lo que hallaron las autoridades
Con la alerta confirmada, la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX) envió al lugar a personal ministerial, peritos especializados, agentes de la Policía de Investigación y especialistas forenses de la Comisión de Búsqueda de Personas de la Ciudad de México. El área fue asegurada y comenzaron las primeras diligencias técnicas.
Lo que parecía ser un hallazgo aislado empezó a conectarse con la historia del lugar. En 2014, se había realizado en ese mismo sitio un rescate arqueológico en el que se localizaron entierros humanos asociados al antiguo panteón de Santa Paula, un cementerio que operó en la zona durante los siglos XVIII y XIX.
El hallazgo de estos días coincidía con ese pasado. Los restos fueron encontrados en Paseo de la Reforma 159, una dirección que coincide con la ubicación histórica del panteón, que albergó a víctimas de una epidemia de viruela que azotó a la Ciudad de México en 1758. En ese momento, las autoridades coloniales habilitaron espacios para enterrar a los fallecidos, muchos de ellos sin que sus familias pudieran recuperar sus cuerpos.
Ante este antecedente, se notificó a la Dirección de Salvamento Arqueológico del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), cuyo personal especializado ya colabora en el análisis de los restos para determinar con certeza si corresponden a entierros históricos o si existe la posibilidad de que se trate de víctimas de desaparición forzada.
Una investigación con dos posibles rutas
Por ahora, la carpeta de investigación está abierta en la Fiscalía de Investigación y Persecución de los Delitos en Materia de Desaparición Forzada (FIPEDE). Esto se debe a que, pese al contexto histórico del lugar, cualquier hallazgo de restos humanos debe ser investigado bajo el Protocolo Homologado para la Investigación y Búsqueda de Personas Desaparecidas, con el fin de descartar que se trate de víctimas recientes.
La presidenta Claudia Sheinbaum indicó que se deberá realizar la investigación correspondiente, mientras que José Alfonso Suárez del Real, asesor político de la Coordinación de Comunicación Social de Presidencia, explicó que la zona era parte del cementerio de Santa Paula. “Estos restos encontrados corresponden seguramente a algunas de las tumbas que quedaron sin recolección por parte de familiares y se quedaron ahí dentro del subsuelo”, señaló.
Sin embargo, para Ceci Flores y muchas familias buscadoras en México, cada hallazgo de huesos y cráneos es un motivo de alerta. Las imágenes que recibió y las que compartió mostraban fragmentos de huesos expuestos entre tierra removida, en medio de varillas y concreto de obra negra. Para quienes buscan a sus hijos e hijas desaparecidos, no hay hueso que no merezca ser revisado, identificado y, si corresponde, entregado a sus familias.
Un México que sigue buscando
El hallazgo ocurre días después de que se confirmara otra fosa clandestina en Zapopan, Jalisco, considerada la más grande encontrada en ese estado, con decenas de cuerpos recuperados en trabajos forenses. Para las madres buscadoras, cada hallazgo se conecta con otro, en un país donde más de 100 mil personas siguen desaparecidas oficialmente.
El caso de la colonia Guerrero es un recordatorio de las capas de historia que se cruzan en la Ciudad de México. Bajo sus calles, conviven vestigios de epidemias, historias de quienes murieron sin nombre y, en años recientes, los rastros de quienes han desaparecido en un contexto de violencia e impunidad.
Por ahora, los peritos del INAH y de la Fiscalía trabajan para determinar con certeza la antigüedad de los restos. Si se confirma que se trata de vestigios históricos, estos serán resguardados conforme a las normas de protección del patrimonio cultural. Si existe la más mínima posibilidad de que alguno corresponda a víctimas recientes, se activarán los procesos de identificación genética, con la esperanza de devolver un nombre a cada hueso hallado.