Un reciente estudio ha revelado la presencia de medicamentos humanos, incluidos opioides potentes como el fentanilo, en el tejido graso de delfines del Golfo de México. Los hallazgos, publicados en la revista iScience, destacan un problema emergente relacionado con la contaminación farmacéutica y la ineficiencia en el tratamiento de aguas residuales. Aunque no se ha identificado un riesgo inmediato para los humanos, los expertos alertan sobre las posibles implicaciones a largo plazo para la salud de los ecosistemas marinos y, eventualmente, para las personas.
La investigación analizó muestras de 89 delfines de diversas áreas del Golfo, incluidos Redfish Bay, Laguna Madre en Texas y Mississippi Sound, un hábitat que abarca desde el río Pearl hasta Biloxi. De estas muestras, se detectaron rastros de fentanilo, un relajante muscular llamado carisoprodol y un medicamento ansiolítico conocido como meprobamato.
El fentanilo, conocido por su potencia letal incluso en pequeñas dosis, fue encontrado en más de la mitad de los 30 delfines que dieron positivo. Los delfines del área de Mississippi Sound, aunque representaban una minoría de las muestras, concentraron el 40% de las detecciones de medicamentos, lo que sugiere una exposición significativa en esa región.
“Los delfines son depredadores ápice en los océanos y actúan como el canario en la mina de carbón para la salud marina. Si ellos están expuestos a estas sustancias, es probable que otros organismos también lo estén, incluidos los que forman parte de nuestra dieta”, señaló Anya Ocampos, autora del estudio.
Los fármacos terminan en el ambiente marino a través de varias fuentes: plantas de tratamiento de aguas residuales que no eliminan eficientemente los medicamentos, descargas no tratadas de fábricas farmacéuticas y escorrentía agrícola después del uso de medicamentos en animales. Según el estudio, las plantas de tratamiento tienen eficiencias de eliminación de fármacos que oscilan entre el 23% y el 54%.
Los delfines probablemente ingieren estos compuestos mediante la cadena alimenticia, ya que consumen peces y camarones contaminados. Dado que el fentanilo y otros medicamentos no se disuelven fácilmente en grasa, su presencia en los tejidos de los delfines sugiere una exposición reciente.
Aunque las concentraciones de los medicamentos encontrados son bajas, los efectos de una exposición crónica a largo plazo en los delfines son desconocidos. Melissa McKinney, investigadora de la Universidad McGill, señaló que es difícil evaluar los impactos en la salud con la información actual. Sin embargo, enfatizó que la exposición a compuestos farmacológicos en el medio marino es un tema preocupante.
Además, los delfines actúan como centinelas ambientales que reflejan las condiciones del ecosistema. Si los fármacos están presentes en los delfines, es probable que también estén afectando a otras especies acuáticas.
Dado que los humanos y los delfines ocupan posiciones similares en la cadena alimenticia, los investigadores plantean la posibilidad de que las personas también estén acumulando residuos farmacológicos a través del consumo de mariscos o agua contaminada. Aunque aún no se ha determinado si esto afecta directamente la salud humana, estudios previos han vinculado la presencia de residuos de medicamentos en alimentos como el pollo con efectos adversos, como alergias a corto plazo y mutaciones genéticas a largo plazo.
Rainer Lohmann, profesor de oceanografía en la Universidad de Rhode Island, explicó que los productos del mar son una de las principales vías de exposición a contaminantes químicos. “Esto es especialmente preocupante para comunidades que consumen dietas ricas en mariscos”, dijo.
Un ejemplo conocido es la acumulación de sustancias químicas persistentes, como los PFAS (sustancias perfluoroalquiladas), que están asociadas con cáncer, problemas reproductivos y enfermedades tiroideas. Aunque los residuos farmacológicos tienen características diferentes, comparten el potencial de acumularse en organismos marinos y trasladarse a la dieta humana.
El equipo de investigadores espera ampliar su estudio para incluir otros compuestos como la cafeína, la nicotina y fármacos adictivos, con el fin de comprender mejor sus impactos a largo plazo en la vida marina y en la salud humana.
Dara Orbach, coautora del estudio y profesora asistente de biología marina, subrayó la necesidad de mejorar el tratamiento de aguas residuales y reducir la liberación de fármacos al medio ambiente. “Este es un problema que no desaparecerá por sí solo”, dijo.
El hallazgo de fentanilo y otros medicamentos en los delfines no solo es un recordatorio de los límites de los sistemas actuales de gestión de residuos, sino también una advertencia sobre cómo las actividades humanas están alterando los ecosistemas. A medida que aumenta la conciencia sobre el impacto de la contaminación farmacéutica, los investigadores llaman a una acción inmediata para proteger tanto la vida marina como la salud humana.