
Los cuerpos de Alicia Torres y José Olvera, la pareja de mexicanos arrastrados por la corriente de las inundaciones en Texas, fueron recuperados de entre el lodo y los escombros de la devastación que apenas se deja ver en el condado de Kerr, Estados Unidos, misma que fue provocada por el desbordamiento del Río Guadalupe y los aguaceros que comenzaron el 4 de julio y que incluso han alcanzado a Nuevo México, donde casas completas han sido arrastradas por el agua.
Es en esta región al sur de Estados Unidos donde las autoridades contabilizan por lo menos 125 personas muertas, ahogadas entre el lodo y los escombros que han dejado las severas inundaciones, mismas que, según expertos, podrían continuar en los próximos días, amenazando con seguir cobrando vidas y causando daños incuantificables.
Alicia y José no tuvieron la suerte de ser rescatados y juntos, tomados de la mano según narran algunos testigos, fueron arrastrados por las inundaciones que azotaron la casa donde vivieron juntos por más de 30 años.
La fecha que debió ser festiva por la Independencia de Estados Unidos se convirtió en una tragedia que quedará marcada en la memoria de los texanos y otros ciudadanos norteamericanos.
Eran las primeras horas de la madrugada del 4 de julio cuando más de 30 centímetros de lluvia comenzaron a acumularse en menos de 12 horas, causando los primeros y peores daños en Hill Country, cerca de San Antonio, donde además de las personas, los animales también están sufriendo el impacto del mal clima.
El Río Guadalupe alcanzó los 9.9 metros de altura, arrasando con todo a su paso, incluidas 27 niñas que se encontraban en el campamento infantil Camp Mystic y murieron ahogadas.
El resto de las menores logró ponerse a salvo y fue desalojado, no sin antes entonar una canción religiosa en honor a sus compañeras fallecidas y a otras 10 que todavía son buscadas por los equipos de emergencia.
Al momento, el condado de Kerr continúa siendo el más afectado, con 84 personas muertas entre adultos y menores de edad, mientras policías, bomberos, equipos de emergencia y voluntarios, incluidos mexicanos, continúan recorriendo a pie kilómetros de terreno con la esperanza de encontrar con vida a alguna de las más de 160 personas reportadas como desaparecidas.
La magnitud de la tragedia llevó al presidente Donald Trump a firmar una declaratoria de emergencia por desastre natural, permitiendo a la Agencia Federal de Manejo de Desastres coordinar apoyos para los damnificados en Texas, mientras las alertas se han encendido en estados cercanos.
Tales estados como Nuevo México, Oklahoma y Arkansas, donde en las últimas horas también se han registrado lluvias torrenciales e inundaciones que han convertido las calles en ríos, mientras algunas familias han comenzado a desalojar sus hogares por cuenta propia.