
El Parque México, con su césped húmedo tras la lluvia, se convirtió en el epicentro de una protesta que, entre carteles y consignas, derivó en expresiones de odio y vandalismo. Fue el pasado 4 de julio cuando cientos de personas marcharon en la Condesa, la Roma y calles aledañas para exigir un alto a la gentrificación que, según denunciaron, ha encarecido las rentas y desplazado a vecinos de toda la vida por la llegada de extranjeros.
Sin embargo, lo que comenzó como un reclamo legítimo terminó en disturbios, pintas y consignas xenófobas que no pasaron desapercibidas para la presidenta Claudia Sheinbaum.
“Las muestras xenofóbicas de esa manifestación hay que condenarlas. No puede ser que, por una demanda, por más legítima que sea, que es la gentrificación, la demanda sea ‘fuera cualquier nacionalidad de nuestro país’”, afirmó Sheinbaum desde Palacio Nacional, con un llamado a la sensatez en tiempos de tensión social.
México, país de puertas abiertas
Durante su conferencia matutina, la presidenta recordó que México ha sido históricamente un país que abre sus puertas a quienes huyen de la violencia, la guerra y la persecución, citando el caso de ciudadanos guatemaltecos y de otras naciones que encontraron refugio en suelo mexicano.
“México es un país abierto al mundo y no es discriminatorio. Todos y todas tenemos que tener muy presente el no a la discriminación, no al racismo, no al clasismo, no a la xenofobia”, reiteró.
Sheinbaum enfatizó que ningún reclamo social justifica expresiones de odio y subrayó que todas las personas merecen ser tratadas con dignidad, independientemente de su nacionalidad, en un país que se precia de ser fraterno y solidario.
La gentrificación en el centro del debate
La gentrificación, un fenómeno que transforma zonas urbanas con la llegada de personas con mayor poder adquisitivo, ha elevado el costo de vida en colonias como Roma, Condesa, Juárez y Doctores, generando tensiones entre residentes de toda la vida y nuevos inquilinos, muchos de ellos extranjeros que alquilan mediante plataformas como Airbnb.
Los vecinos denuncian que sus barrios han cambiado radicalmente: las tiendas de barrio desaparecen, los cafés se multiplican, las rentas suben y la vida comunitaria se fragmenta.
Sheinbaum reconoció que existe especulación inmobiliaria, especialmente en colonias céntricas, y señaló que su gobierno trabaja en un plan para evitar el desplazamiento de las familias mexicanas ante la presión inmobiliaria y la renta de corto plazo, que ha modificado la forma de vida en la capital.
Disturbios y llamados al diálogo
La protesta del 4 de julio se tornó violenta cuando algunos manifestantes realizaron pintas, rompieron cristales de negocios y lanzaron consignas contra extranjeros, en particular estadounidenses, que residen en la zona.
La mandataria lamentó estos hechos, subrayando que los disturbios afectaron comercios y viviendas de la clase trabajadora, y reiteró su llamado al diálogo como vía para resolver diferencias.
“No al racismo, no al clasismo, no a la xenofobia, no al machismo, no a la discriminación. Todos los seres humanos somos iguales y no podemos tratar a nadie como menos”, sostuvo Sheinbaum.
Respuesta internacional y estrategia de seguridad
La protesta también generó reacciones internacionales, incluyendo un controvertido mensaje del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS) que, en redes sociales, invitó a mexicanos indocumentados en su territorio a “autodeportarse” utilizando la aplicación CBP Home para unirse a futuras protestas en México.
Ante los disturbios, la jefa de Gobierno capitalina, Clara Brugada, anunció que se diseñará una estrategia especial para garantizar la seguridad durante futuras movilizaciones y evitar actos de violencia que afecten a terceros.
Un país que no puede normalizar el odio
El fenómeno de la gentrificación seguirá generando debate en una Ciudad de México que enfrenta presiones inmobiliarias y desigualdad, pero Sheinbaum dejó claro que la xenofobia y el racismo no son el camino.
“México no puede normalizar el odio, ni utilizar el legítimo reclamo social para violentar a otros”, reiteró.
Mientras tanto, en las calles de la Roma y la Condesa, los murales y carteles pegados en postes recordarán que la gentrificación es un tema urgente. Pero también, que las luchas sociales no pueden ser excusa para abandonar la solidaridad y el respeto que han definido históricamente al pueblo mexicano.