
El primero de junio, el país amaneció con urnas abiertas y boletas inéditas. Por primera vez, los ciudadanos podían tachar el nombre de quienes quieren ver en el Poder Judicial. No solo jueces o magistrados… también ministros de la Suprema Corte. Fue una jornada sin precedentes. Y, sin embargo, fueron pocos los que salieron a votar.
Según datos del Instituto Nacional Electoral, la participación ciudadana fue baja: entre el 12.57% y el 13.32% del padrón. Eso equivale a unos 13 millones de personas de un universo superior a 99.7 millones de votantes registrados.
A lo largo del día, las casillas se instalaron con normalidad en casi todo el país. Más del 95% logró abrir sin contratiempos mayores. En algunos puntos, sobre todo en zonas rurales o de alta tensión política, se reportó la presencia de personas armadas rondando las escuelas, la distribución de papeletas impresas con nombres sugeridos —los llamados “acordeones”—, e incluso algunos empujones y amenazas contra reporteros que cubrían la jornada. Aun así, y pese a los focos aislados de tensión, las autoridades electorales y federales coincidieron en calificar la jornada como “globalmente pacífica”.
Las urnas cerraron al filo de las 6:00 de la tarde. Y aunque los cómputos oficiales no estarán listos hasta el 15 de junio, las encuestas de salida comenzaron a marcar tendencia.
Lenia Batres Guadarrama, ministra en funciones, aparece como una de las candidatas con más votos. A su lado, Hugo Aguilar Ortiz, un perfil menos mediático, pero con fuerte presencia en las listas de votación. Ambos figuran entre los aspirantes más respaldados para ocupar los asientos vacantes en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Desde Palacio Nacional, la presidenta Claudia Sheinbaum habló de una jornada "transparente y exitosa". Agradeció la participación de quienes votaron y reconoció que hay áreas de mejora, pero sostuvo que este paso marca el inicio de una nueva etapa en el sistema judicial.
“Todo es perfectible, pero fue una elección histórica”, declaró.
Del otro lado, críticas. Organismos ciudadanos y partidos de oposición cuestionaron el proceso: denunciaron falta de información clara, desconocimiento sobre los perfiles judiciales y ausencia de campañas pedagógicas. Muchos votantes no supieron por quién marcar, y otros simplemente no entendieron el mecanismo.
Más allá de las cifras, el país cerró el domingo con un nuevo retrato: una democracia que abre el acceso al Poder Judicial, pero aún no logra involucrar a su ciudadanía. La elección marcó un precedente, sí. Pero también dejó abierta la discusión sobre la legitimidad, la independencia judicial y el peso real del voto en este nuevo modelo.
El calendario dice que el 15 de junio se conocerán los resultados oficiales.
La reconstrucción de la confianza, como advierten algunos analistas, podría tomar bastante más tiempo.