
Una veintena de voces se alzaron este lunes dentro del corazón simbólico del poder de Donald Trump. Eran gritos en inglés, pero la angustia detrás de ellos se entiende en cualquier idioma: “Bring them back” —“Tráiganlos de vuelta”—, exigían sentados en el piso frío del vestíbulo de la Torre Trump, sobre la Quinta Avenida de Manhattan.
La protesta, pacífica pero contundente, terminó con la detención de 24 activistas por parte del Departamento de Policía de Nueva York (NYPD). Durante varios minutos, los manifestantes corearon consignas y sostuvieron pancartas contra las recientes redadas migratorias, mientras oficiales rodeaban el área con esposas plásticas en mano.
Nadie forcejeó. Nadie huyó. Nadie resultó herido. Fue una intervención ordenada, pero cargada de tensión. Las imágenes circularon en redes sociales antes de que las autoridades confirmaran lo ocurrido.
“Estamos aquí porque lo que está pasando es inhumano”, dijo una de las participantes antes de ser arrestada. “El ICE está separando familias sin ofrecerles siquiera una defensa legal”.
Los inconformes ocuparon el vestíbulo de la Torre Trump alrededor del mediodía. Ignoraron las advertencias que se escuchaban por el sistema de sonido del edificio. No se movieron. Al contrario, se sentaron en el suelo, mostrando carteles con frases como “¿Quién desaparecerá después?” y “El debido proceso es un derecho”. Algunos lloraban mientras eran conducidos por los agentes hacia el exterior.
La protesta fue convocada en rechazo a tres medidas específicas del expresidente Trump: las redadas migratorias intensificadas en diversas ciudades, el despliegue de la Guardia Nacional para controlar otras protestas y la entrada en vigor de nuevas restricciones de ingreso al país para ciudadanos de 19 naciones.
Según la Casa Blanca, al menos 12 de esos países enfrentan una prohibición total de entrada a Estados Unidos. En los otros siete, las restricciones son parciales. Donald Trump ha defendido las medidas como una necesidad para garantizar la “seguridad nacional”.
La manifestación en la Torre Trump fue solo una muestra del creciente descontento. Otras protestas se han registrado en distintos barrios de Nueva York, y para los próximos días se espera una concentración masiva frente al tribunal de inmigración federal en Manhattan.
Organizaciones de defensa de derechos humanos han advertido sobre el incremento en deportaciones ejecutadas sin notificación previa y sin acceso a defensa legal. Para muchos migrantes, el arresto ocurre sin previo aviso, y el traslado a centros de detención se realiza en cuestión de horas.
“La ley no puede ser un arma contra quienes buscan una vida digna. El debido proceso es una base del sistema estadounidense y no se puede ignorar por razones políticas”, declaró recientemente Erika Andiola, vocera de la organización RAICES.
El alcalde de Nueva York, Eric Adams, fue tajante al referirse al caso. Aunque no se pronunció directamente sobre la detención de los activistas, advirtió que no permitirá que las protestas deriven en violencia o actos ilegales, como ha ocurrido —según dijo— en ciudades como Los Ángeles.
Al cierre del día, el NYPD no había confirmado si los detenidos enfrentarán cargos formales ni a qué grupos están afiliados. Solo se informó que el operativo concluyó sin incidentes.
Sin embargo, más allá de las cifras, lo que quedó fue la imagen: 24 personas esposadas saliendo de la Torre Trump por protestar en favor de quienes ya no pueden hacerlo… porque fueron deportados. Una escena que refleja la tensión de un país donde la política migratoria sigue dividiendo a gritos —y a silencios— a miles de familias.