
A tres días del atentado que estremeció la capital colombiana, Miguel Uribe Turbay —senador y precandidato presidencial por el Centro Democrático— continúa hospitalizado en estado crítico. El cuarto parte médico de la Fundación Santa Fe de Bogotá confirmó que el paciente permanece bajo estricta vigilancia en la unidad de cuidados intensivos, estable dentro de esa franja de complejidad, pero con un pronóstico reservado.
El ataque ocurrió la tarde del sábado 7 de junio, durante un mitin político en el barrio Modelia, en la localidad de Fontibón. Mientras Uribe se dirigía a unas 250 personas, un adolescente de 14 años se aproximó entre la multitud. Esperó el momento, lo rodeó, se ubicó justo detrás de él… y entonces disparó. Tres impactos: uno en la parte trasera de la cabeza y dos más en el cuerpo. Uribe se desplomó al instante.
Uno de sus escoltas reaccionó y abrió fuego contra el agresor, generando un tiroteo que dejó al atacante herido y al menos dos asistentes lesionados. El adolescente fue detenido minutos después. En su declaración preliminar, confesó haber recibido dinero a través de la plataforma Nequi por parte de un hombre vinculado a una ‘olla’, término usado para describir puntos de venta de droga en barrios controlados por bandas delictivas.
El caso adquirió dimensiones mayores cuando el presidente Gustavo Petro confirmó que, el mismo día del atentado, el esquema de seguridad de Uribe había sido reducido de siete a tres agentes. “Extrañamente, ese sábado se le disminuyó la protección. Es algo que debe investigarse a fondo”, declaró en entrevista. Petro también señaló que, según videos de vigilancia, el presunto sicario estuvo merodeando el parque durante al menos cuatro horas antes del ataque, observando, interactuando con ocupantes de una camioneta y usando un celular para solicitar el pago de 3,500 pesos colombianos por Nequi.
La Fiscalía General de la Nación y la Policía Nacional abrieron una investigación conjunta. El director de la institución, general Carlos Fernando Triana, informó que cuatro policías que integraban el esquema de seguridad están bajo revisión disciplinaria. La Inspección General de la Policía analiza si existieron omisiones, errores de coordinación o decisiones indebidas que hayan facilitado el atentado.
Mientras tanto, en el entorno del senador Uribe, la tensión y el desconcierto persisten.
Desde su cama de hospital, bajo tratamiento neurológico intensivo, el político permanece sedado, conectado a equipos de monitoreo constante. “Se siguen realizando acciones para mitigar el impacto de las lesiones”, informó la Fundación Santa Fe en un comunicado.
No se prevé una intervención quirúrgica adicional en las próximas horas, pero la evolución sigue siendo incierta.
El atentado ha revivido el temor de una nueva oleada de violencia política en Colombia. Uribe Turbay, de 38 años, representa una de las figuras más visibles de la oposición al gobierno de Gustavo Petro. Nieto de Julio César Turbay y heredero de una de las familias políticas más conocidas del país, ha hecho campaña con un discurso firme en seguridad, Estado de derecho y libre mercado. Su intento de posicionarse como candidato presidencial para las elecciones de 2026 ahora queda suspendido por una lucha más urgente: sobrevivir.