
Victoria’s Secret decidió hacer su regreso en uno de los epicentros de la moda mundial: Nueva York. La Gran Manzana, conocida por ser el escenario de algunos de los eventos de moda más importantes del mundo, fue testigo del resurgimiento de una marca que ha pasado de ser criticada por su falta de diversidad y representación, a intentar recuperar su trono con un mensaje más inclusivo y progresista.
El espectáculo se llevó a cabo en el icónico lugar Pier 94, un espacio amplio y con una estética industrial que contrastaba elegantemente con el lujo y la sensualidad de la pasarela. Desde los primeros minutos, se hizo evidente que la marca había dejado atrás los excesos del pasado, apostando por una experiencia más sofisticada y significativa, enfocada en la belleza en todas sus formas.
Una de las características más notables de esta edición del desfile fue su elenco de modelos. Victoria's Secret había sido fuertemente criticada por su falta de inclusión en años anteriores, al enfocarse casi exclusivamente en un estándar de belleza extremadamente delgado y eurocéntrico. Sin embargo, este desfile demostró que la marca ha escuchado esas críticas y ha dado un paso hacia la diversidad. En la pasarela, desfilaron modelos de diferentes etnias, tallas y edades, promoviendo una representación más realista y amplia de la belleza femenina.
Entre las modelos más destacadas, se encontraban nombres como Paloma Elsesser, conocida por su trabajo promoviendo la moda inclusiva, y Precious Lee, una de las primeras modelos de talla grande en caminar para grandes diseñadores. También se incluyeron figuras como Imaan Hammam, una de las supermodelos más influyentes de origen marroquí y egipcio. Esta alineación dejó claro que el enfoque del evento estaba centrado en la diversidad y en una belleza más universal, marcando un contraste con los estereotipos del pasado.
Además de la inclusión en términos de cuerpo y raza, el desfile también promovió mensajes claros de empoderamiento. En varias ocasiones, las modelos lucieron conjuntos acompañados de frases inspiradoras bordadas, como “Strong” (fuerte) y “Empowered” (empoderada), dejando claro que el foco no solo estaba en la estética, sino en cómo la lencería puede ser una herramienta para que las mujeres se sientan seguras y poderosas.
Otro de los puntos fuertes de esta nueva edición del Victoria’s Secret Fashion Show fue la colaboración con diseñadores emergentes y figuras influyentes de la moda contemporánea. Entre los nombres que destacaron, se encontraba el diseñador Christopher John Rogers, conocido por sus vibrantes paletas de colores y su enfoque en la moda gender-fluid. Rogers presentó una colección cápsula en la que fusionó su estilo audaz con la delicadeza de la lencería de Victoria's Secret, creando piezas que rompieron con las convenciones tradicionales de la marca.
Asimismo, la colección de este año no se limitó a la lencería tradicional. Se incluyeron elementos más modernos y funcionales, como ropa interior diseñada para mujeres activas, conjuntos sostenibles hechos con materiales reciclados y piezas que mezclaban lo sensual con lo deportivo. Este giro hacia la moda funcional y responsable mostró una evolución en la marca, que se adapta a las nuevas demandas de un público más consciente.
El desfile no habría sido lo mismo sin las presentaciones musicales que, como es tradición, acompañaron a las modelos en la pasarela. Este año, la cartelera incluyó actuaciones de artistas femeninas destacadas como Tyla y Lisa, quienes encendieron la atmósfera con sus hits y su carisma.
Tyla, conocida por su estilo provocador y su capacidad para fusionar géneros musicales, ofreció una presentación vibrante que complementó perfectamente el ambiente electrizante del evento. Lisa, por su parte, aportó un toque rockero además de la dulzura de su nuevo sencillo, celebrando la diversidad cultural que también fue un tema central del desfile.
El regreso del Victoria's Secret Fashion Show ha sido uno de los eventos más esperados del 2025, y su realización en Nueva York no decepcionó. Con una visión renovada, que busca corregir los errores del pasado y alinearse con los valores contemporáneos, la marca ha dejado claro que está dispuesta a adaptarse a los tiempos y a seguir siendo relevante en una industria de la moda en constante cambio.
El espectáculo fue una celebración del empoderamiento femenino, la diversidad y la inclusión, alejándose del enfoque exclusivo en la perfección física y adoptando un enfoque más amplio y diverso de la belleza. Este cambio de dirección no solo ha sido bien recibido por la crítica, sino también por una audiencia global que, en la era de la representación y la inclusión, busca algo más que simple estética.
Con este desfile, Victoria’s Secret ha logrado una vez más capturar la atención del mundo, pero esta vez con un mensaje que trasciende la moda y que refleja las conversaciones actuales sobre identidad, representación y empoderamiento femenino.