
El sábado 12 de abril, el reguetonero mexicano "El Malilla", nombre artístico de Ángel Quezada Ramírez, pisó por primera vez uno de los escenarios más codiciados de la industria musical: Coachella, en Indio, California. Su presentación, cargada de flow callejero, referencias a su natal Valle de Chalco y letras provocadoras, marcó un punto de inflexión en su carrera artística.
"El Malilla" se presentó en el escenario Sonora, dedicado a sonidos latinos, emergentes y urbanos, como parte de una edición que apostó fuertemente por la diversidad musical. Entre los asistentes —cuyas cifras no han sido divulgadas oficialmente, pero que superaron el millar en su franja horaria—, se sintió una vibra de curiosidad y celebración ante la propuesta de un género que ha crecido a la sombra del reguetón puertorriqueño, pero que ahora exige su lugar en el mapa.
Vestido con su característico estilo urbano, el joven de 24 años ofreció un set de casi media hora en el que interpretó temas como “B de Bellako”, “Un bezito”, “Tú y Yo Somos” y “Mami Tú”. Las canciones, marcadas por beats explosivos y líricas callejeras, conectaron con un público diverso que, aunque mayoritariamente angloparlante, se rindió al ritmo del reguetón crudo que "El Malilla" representa.
El contraste con su anterior presentación en el festival Lollapalooza Chile 2024 no pasó desapercibido. En esa ocasión, "El Malilla" fue programado en una franja temprana y marginal, y —según reconoció él mismo en redes sociales— solo ocho personas asistieron a su set. Lejos de rendirse, el cantante agradeció la experiencia y prometió seguir creciendo.
Ese crecimiento se manifestó meses después, al ser incluido en el cartel oficial de Coachella 2025, junto a otros artistas mexicanos como Junior H y Peso Pluma, consolidando el auge de la música urbana del norte y centro de México.
Ángel Quezada, mejor conocido como "El Malilla", nació en Valle de Chalco, Estado de México, una de las zonas más marginadas de la periferia capitalina. Su música, que mezcla reguetón, trap y cumbia rebajada, es un reflejo directo de su entorno: cruda, sin filtros, pero profundamente auténtica. Antes de dedicarse de lleno a la música, trabajó en oficios diversos, desde ayudante de carpintero hasta cargador en un tianguis. Empezó a subir canciones a YouTube y TikTok con un celular prestado. Fue en 2022 cuando su tema “B de Bellako” se viralizó y lo catapultó al radar de los sellos independientes. Desde entonces, ha mantenido una estética independiente, fiel al barrio y a sus raíces.
La importancia de su presentación radica no solo en el escenario, sino en lo que representa: Coachella es, desde hace más de dos décadas, uno de los espacios más influyentes para artistas en ascenso y leyendas consolidadas. Pasar por ese escenario no solo amplifica visibilidad, sino que valida propuestas ante los ojos de promotores, medios y audiencias internacionales.
Lo de "El Malilla" no fue un espectáculo con fuegos artificiales ni grandes despliegues técnicos, pero fue una muestra contundente de cómo el reguetón mexicano está listo para exportarse sin traducción ni maquillaje.