Desde este miércoles y hasta el 31 de enero, el Instituto Nacional Electoral (INE) abrió sus puertas para que las organizaciones interesadas presenten su intención de formar partidos políticos. Este proceso marca el inicio de un camino lleno de requisitos, compromisos y validaciones legales, cuya meta es lograr el registro formal en febrero de 2026.
El INE, a través de su Dirección Ejecutiva de Prerrogativas y Partidos Políticos, será el encargado de evaluar las propuestas iniciales. En marzo, la Secretaría Ejecutiva informará qué organizaciones cumplen con los requisitos básicos, permitiéndoles avanzar a la etapa siguiente: sumar al menos 256 mil afiliados equivalentes al 0.26% del padrón electoral federal más reciente.
La Ley General de Partidos Políticos establece un marco claro para las organizaciones interesadas en convertirse en partidos. Entre las principales exigencias se incluyen:
Además, el Instituto debe certificar que las afiliaciones sean válidas y auténticas, asegurándose de que las asambleas cumplan con los lineamientos legales.
Tras la elección presidencial de 2024, varias figuras y organizaciones han manifestado su intención de competir en este escenario. Algunos nombres destacados incluyen:
En el espectro ultraconservador, nombres como Eduardo Verástegui y el exgobernador Juan Manuel Oliva también han anunciado sus aspiraciones de formar partidos. Estos grupos buscan promover agendas tradicionales, como la oposición al aborto y el matrimonio igualitario.
Por otro lado, los partidos que perdieron su registro en 2021, como el PES, Fuerza por México y Redes Sociales Progresistas, también planean regresar al panorama político nacional.
La formación de nuevos partidos políticos refleja la dinámica cambiante del sistema electoral mexicano. Las organizaciones que logren cumplir con los estrictos requisitos del INE tendrán la oportunidad de redefinir el panorama político en las elecciones de 2027 y 2030.
Sin embargo, la experiencia pasada muestra que no todos sobreviven al escrutinio público y las exigencias electorales. En el ciclo 2019-2020, de 106 organizaciones que iniciaron el proceso, solo tres obtuvieron registro, y todas perdieron su estatus poco tiempo después.
Para las organizaciones aspirantes, 2025 representa una oportunidad única, pero también un reto monumental. Este período servirá para demostrar su fortaleza estructural, sus valores y su capacidad de movilización, elementos clave para ganar la confianza del electorado mexicano. Mientras tanto, el INE juega un papel crucial para garantizar la transparencia y legalidad de todo el proceso.