Sin improtar cuántas veces se hable del cambio, de la transformación o de la austeridad, los mismos vicios siguen reapareciendo, solo que con otros nombres, con otros rostros y con otros colores. Lo que antes se llamaba compadrazgo, hoy se disfraza de cercanía partidista; y lo que antes era corrupción, ahora se justifica como confianza.
Durante los últimos seis años, en la alcaldía Gustavo A. Madero, operó un esquema que, según una investigación de Latinus, involucra al exalcalde y hoy senador de Morena, Francisco Chíguil Figueroa, en la entrega de contratos por 119 millones de pesos a empresas vinculadas con su propio hermano, Saúl Chíguil Figueroa.
Los hechos habrían ocurrido en dos periodos consecutivos: de 2018 a 2021 y de 2021 a 2024, cuando el político encabezó dicha demarcación al norte de la Ciudad de México.
De acuerdo con Latinus, Saúl Chíguil figura como socio de tres compañías: Fórmula Orion; Ingeniería y Tecnología Orión; además de Ficsa Fórmula. Estas empresas fueron proveedoras constantes del gobierno encabezado por su hermano, con contratos que abarcaron mantenimiento urbano, obras públicas y suministro de materiales.
En dichos registros como contratistas recurrentes entre 2019 y 2023, aparecen también Virginia Vázquez Hernández, socia de Saúl, y Jorge Luis Fernández Barragán, representante legal de una de las firmas beneficiadas.
Los documentos revisados por el portal incluyen adjudicaciones directas, licitaciones restringidas y mecanismos legales pero propensos al favoritismo. Las coincidencias de apellidos, domicilios fiscales y periodos de asignación sustentan la hipótesis de una relación directa entre las compañías y la familia Chíguil.
A la fecha, ni el exalcalde ni su hermano han fijado postura. Tampoco la Contraloría General de la Ciudad de México que ha sido omisa en revelar si existe una revisión interna. Por su parte fuentes del Congreso capitalino admiten que, de comprobarse el vínculo, podría configurarse nepotismo y uso indebido de funciones públicas.
Aún con toda la situación en cuestión, la investigación periodística no ha derivado en sanciones, aunque ha reactivado cuestionamientos sobre la transparencia en una de las alcaldías más grandes y presupuestadas de la capital.
Y aunque la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo como la Presidenta Nacional de Morena, Luisa María Alcalde, han insistido en que las prácticas de influyentismo no tienen cábida en la llamada “Cuarta Transformación”, el caso Chíguil exhibe la distancia entre la retórica y los hechos.
Así, el exalcalde, quien ya había enfrentado controversias por su gestión anterior —incluido el episodio del News Divine en 2008—, vuelve a estar en el centro de un señalamiento que combina política, familia y negocios públicos reflejando, según analistas, un patrón repetido en gobiernos locales con redes de confianza disfrazadas de austeridad.
Los hechos no son aislados, sino un espejo más del sistema que se prometió transformar.