
El precio por información que lleve a la captura de Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar subió a 10 millones de dólares por cada uno. La cifra fue duplicada este lunes por el gobierno de Estados Unidos, que los considera los principales responsables del tráfico de fentanilo hacia su territorio y cabecillas de la facción criminal conocida como “Los Chapitos”, brazo operativo del Cártel de Sinaloa.
El anuncio fue hecho de forma conjunta por el Departamento del Tesoro y el Departamento de Estado, como parte de una estrategia para desmantelar el liderazgo de los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, actualmente detenido en una prisión federal. Con ello, la recompensa total ofrecida por ambos asciende a 20 millones de dólares, una de las más altas en la historia reciente de la lucha antidrogas estadounidense.
“La amenaza que representan Iván y Jesús Alfredo no solo se mide en dinero, sino en vidas. Están al frente de una red que ha provocado miles de muertes por sobredosis en Estados Unidos”, indicó un portavoz del Departamento de Estado al dar a conocer las nuevas sanciones.
Quiénes son “Los Chapitos” y por qué están en la mira
Iván Archivaldo y Jesús Alfredo no son nombres nuevos en los expedientes federales. Ambos han sido identificados desde hace años como operadores clave en la expansión del tráfico de fentanilo, una droga sintética que —según datos oficiales— fue responsable de más de 70 mil muertes por sobredosis en 2024 en Estados Unidos.
Los hermanos están señalados de operar laboratorios clandestinos en el estado de Sinaloa, adquirir precursores químicos provenientes de China, falsificar medicamentos y coordinar el transporte de la droga por rutas que cruzan la frontera norte, principalmente a través de Tijuana, Sonora y Ciudad Juárez.
La facción que encabezan —“Los Chapitos”— fue descrita por las autoridades como una organización hiperviolenta, con presencia en varias regiones del país y vínculos con empresas fachada que lavan dinero en estados como Sinaloa y Baja California Sur.
“El liderazgo de Iván ha sido particularmente violento. Se ha documentado su participación en actos de tortura, asesinatos y desapariciones como parte de su estrategia de control”, señaló el Departamento del Tesoro en un comunicado.
Sanciones financieras y fractura del cártel
Además del aumento en las recompensas, Estados Unidos anunció nuevas sanciones contra las redes financieras que sostienen a “Los Chapitos”. Se identificaron tres empresas con sede en Mazatlán vinculadas al tráfico de drogas, extorsión y lavado de dinero. Aunque los nombres no fueron revelados por motivos de investigación, las compañías quedarían inhabilitadas para operar con el sistema financiero estadounidense.
Estas sanciones llegan en un contexto de fractura interna en el Cártel de Sinaloa. Mientras “Los Chapitos” dominan la producción y exportación de fentanilo, la facción leal a Ismael “El Mayo” Zambada —conocida como “La Mayiza”— lucha por mantener influencia en otras regiones. La pugna ha derivado en enfrentamientos armados, asesinatos selectivos y reacomodos violentos del poder en Sinaloa, Sonora y Durango.
De los laboratorios al terror: el historial criminal
Los expedientes presentados por la fiscalía estadounidense detallan los métodos de operación de esta organización. Se les atribuye el uso de sacacorchos, electricidad y chiles picantes como instrumentos de tortura, así como la práctica de alimentar a sus víctimas —muertas o vivas— a los tigres que resguardaban sus propiedades.
Estas acusaciones fueron incluidas en la denuncia formal presentada en 2023, donde se vincula a “Los Chapitos” con asesinatos, tráfico de armas, secuestros, sobornos a autoridades y exportación de drogas a través de corredores controlados por células violentas.
El papel de EE.UU. y el silencio de México
Desde la extradición de Ovidio Guzmán en 2023 —otro de los hijos de “El Chapo”, actualmente detenido en EE.UU.— las relaciones entre México y Estados Unidos en materia de seguridad se han vuelto más tensas. Hasta el momento, el gobierno mexicano no ha emitido comentarios sobre las nuevas sanciones ni sobre el aumento de la recompensa.
Sin embargo, fuentes diplomáticas confirmaron que agencias como la DEA, el FBI y el Departamento de Seguridad Nacional han redoblado sus esfuerzos de inteligencia en territorio mexicano, en coordinación con organismos internacionales, para localizar y capturar a Iván y Jesús Alfredo Guzmán.
En paralelo, Estados Unidos mantiene operativos intensificados en la frontera, donde en 2024 se decomisaron más de 10 mil kilogramos de fentanilo, una cifra récord que expone la magnitud del flujo de drogas hacia su territorio.
Recompensas y traiciones: una estrategia de captura
El uso de recompensas millonarias no es nuevo, pero en los últimos años se ha convertido en una herramienta clave para desmantelar organizaciones criminales. De acuerdo con el analista mexicano David Saucedo, hasta el 20% de las detenciones de alto perfil han sido posibles gracias a delaciones internas motivadas por este tipo de incentivos económicos.
Por ello, el anuncio de este lunes tiene un objetivo claro: aislar a los hermanos Guzmán y provocar fracturas en su entorno cercano. Para las autoridades estadounidenses, mientras sigan libres, el flujo de fentanilo no cesará.
Una señal política con nombre y apellido
La declaración del secretario del Tesoro fue contundente: “Estamos cumpliendo el mandato del presidente Trump de eliminar a los cárteles de la droga y enfrentar a líderes violentos como los hijos de ‘El Chapo’”.
Trump, en su segundo mandato, ha mantenido su promesa de designar a ciertos cárteles como organizaciones terroristas transnacionales, lo cual permite a su gobierno ampliar el alcance de operaciones legales, militares y financieras contra ellos. En esa lista figuran el Cártel de Sinaloa, el Cártel Jalisco Nueva Generación, la MS-13 y el grupo venezolano Tren de Aragua.
El mensaje es claro: no hay refugio, no hay tregua. Estados Unidos está decidido a capturar a “Los Chapitos” y a desmantelar la red de fentanilo que, desde Sinaloa, continúa envenenando a miles de personas cada año.
Mientras tanto, Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán siguen libres. Pero ahora, con el doble de presión, el cerco comienza a cerrarse.