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Tres jefes criminales ordenaron ejecutar al líder limonero
Por Deborah22 octubre 2025
El homicidio del presidente de la Asociación de Citricultores del Valle de Apatzingán, Bernardo Bravo Manríquez, no fue un ataque aislado. Detrás del crimen, ocurrido el 19 de octubre en la Tierra Caliente michoacana, se encuentra un acuerdo entre tres líderes criminales del bloque delictivo Cártel Michoacán Nueva Generación, revelaron fuentes federales de seguridad a diarios nacionales.
De acuerdo con las indagatorias, el asesinato fue ordenado por César Alejandro Sepúlveda Arellano, alias El Bótox; su primo Andrés Alejandro Sepúlveda Álvarez, conocido como Jandos o La Fresa y líder de Los Blancos de Troya; y Ricardo Madrigal Ávalos, El Barbas, jefe de la célula criminal Cártel de la Virgen. Los tres cuentan con órdenes de aprehensión vigentes y recompensas por su captura.
Según la investigación, la orden de ejecución surgió después de que el gremio limonero denunciara las extorsiones que padecen los productores de la región. Bravo Manríquez encabezaba las gestiones para detener los cobros ilegales, que alcanzan dos pesos por kilo cortado y dos más por kilo vendido, bajo amenazas de represalias para quienes se negaran a pagar.
El conflicto se agravó cuando los citricultores de Apatzingán y parte de Buenavista decidieron reducir el corte del cítrico a tres días por semana. Medida que, aseguran, buscaba regular la producción y sostener los precios del limón, sin embargo, las cabecillas criminales habrían exigido realizar cortes diarios para incrementar sus ganancias por las cuotas. “El mensaje fue claro: si no obedecían, habría consecuencias”, resumió un productor local.
La tarde-noche del domingo 19 de octubre, Bravo viajaba en su camioneta por un camino rural cuando fue interceptado por hombres armados. Le dijeron que debía reunirse con “los jefes” para resolver un asunto sobre “sus tierritas”, una huerta que meses atrás había sido ocupada por grupos criminales por negarse al pago de extorsión.
Con ese pretexto lo llevaron a una casa de seguridad en la localidad de Cenobio Moreno, donde lo esperaban El Bótox, La Fresa y El Barbas. Según los reportes, allí fue torturado y asesinado de un tiro en la cabeza. Su cuerpo apareció horas después dentro de su camioneta, abandonada en el tramo carretero que conduce a El Tepetate, municipio de Apatzingán.
Las autoridades lograron ubicar al responsable operativo del crimen: Rigoberto López Mendoza, alias El Pantano, jefe de Los Blancos de Troya encargado de las extorsiones. Fue detenido un día después con marihuana, 25 mil pesos en efectivo, tres celulares y una motocicleta. Su captura permitió reconstruir la cadena de mando del asesinato y confirmar la participación de los tres líderes delictivos.
El gobernador Alfredo Ramírez Bedolla informó que Bravo Manríquez sí contaba con escoltas asignadas, pero que al salir de Morelia rumbo a Apatzingán cambió de vehículo y se separó de la custodia, hecho que aún se investiga.
El crimen causó conmoción en Michoacán. Decenas de productores y familiares acompañaron el sepelio del líder limonero en Morelia, entre coronas de flores amarillas y silencios prolongados. En San Lázaro, diputados guardaron un minuto de silencio en su memoria.
Desde la Ciudad de México, la presidenta Claudia Sheinbaum calificó el hecho de “muy triste y lamentable” y aseguró que el gabinete de seguridad federal mantiene comunicación directa con la Fiscalía de Michoacán y el gobierno estatal para castigar a los responsables.
La muerte de Bravo Manríquez dejó un vacío entre los productores de limón, un gremio que desde hace años enfrenta secuestros, cobros de piso y amenazas de grupos armados que se disputan la región de Tierra Caliente.
Las autoridades mantienen operativos en Apatzingán, Buenavista y Tepalcatepec para localizar a El Bótox, La Fresa y El Barbas. En tanto, el gremio agrícola intenta reorganizarse bajo resguardo militar y con la promesa de no ceder ante las cuotas criminales.