
Una tragedia que dejó a decenas de heridos. Cerca de 100 personas salieron a trabajar o estudiar sin saber que les cambiaría la vida. Una pipa de gas se derrapó, se partío por la mitad y explotó.
Lo sucedido el 10 de septiembre en Iztapalapa pasará a la historia como uno de los días más trágicos en la historia de nuestro país.
Pero esto solo es ejemplo de la falta de regulación de este tipo de transportes y peor aún, de la inoperancia de las autoridades que permiten que los vehículos pesados transiten por las principales vías de comunicación. Algo que sin duda se traduce en bombas de tiempo.
Prueba de ello la tenemos a la mano. Esto sucede en el Periférico y el Circuito Interior de la Ciudad de México. Estas son dos de las principales vías de acceso controlado en la capital del país, y ojo, no todos los vehículos tienen permitido circular por sus carriles centrales. De acuerdo con el Reglamento de Tránsito de la Ciudad de México, existen restricciones claras para unidades de transporte de carga.
El Artículo 26 del reglamento establece que los vehículos de carga con un peso bruto vehicular superior a 3.8 toneladas tienen prohibido circular por los carriles centrales y los segundos niveles de vías de acceso controlado, incluyendo el Anillo Periférico y el Circuito Interior.
Según el reglamento de tránsito, la restricción para la libre circulación de estos vehículos pesados busca mejorar la seguridad vial, reducir el congestionamiento y preservar la infraestructura de estas arterias, diseñadas principalmente para vehículos ligeros y transporte particular.
Sin embargo, es recurrente y totalmente visible la falta de compromiso por parte de autoridades que dejan la vía libre a estas bombas de tiempo. De acuerdo con periodistas que han documentado este tipo de irregularidades, aseguran que la permisibilidad del gobierno es factor clave para entender que se arriesguen vidas humanas.
Según datos oficiales, los conductores que infrinjan la norma de circular por carriles centrales se enfrentarán a sanciones económicas considerables. La multa puede ser de 100, 200 o hasta 300 veces la Unidad de Medida y Actualización vigente, lo que equivale a montos de entre 10,00 a o 32,500 pesos.
Las autoridades capitalinas aseguran que estas medidas están en vigor y son aplicadas de forma activa, especialmente en zonas donde el tránsito de vehículos pesados representa un riesgo para otros automovilistas o afecta la fluidez vial.
Esto no queda aquí. En redes sociales hay denuncias de pipas de PEMEX, que circulan por el periférico de la CDMX, escoltadas por la Guardia Nacional y que sin duda significan un riesgo latente, pues pasan por hospitales, escuelas y muchas veces quedan atoradas en el pesado tránsito vehicular.