
Semidesnudo y con la adrenalina a tope, así fue hallado Rodolfo “N”, mejor conocido como Wero Bisnero, en las calles de Atizapán de Zaragoza, Estado de México, la mañana del 4 de octubre. Minutos antes había confesado a su esposa que había matado a su amante, Renata, dentro del mismo complejo residencial donde ambos vivían. Lo que siguió fue una persecución, una captura y el principio del fin para el influencer financiero que presumía éxito en redes y terminó acusado de feminicidio.
La mañana del 4 de octubre, en el lujoso conjunto residencial Loma Antigua, en Atizapán de Zaragoza, los vecinos escucharon llantos y golpes, pero lo que nadie supo prever fue la tragedia que seguía. Renata vivía en el octavo piso con su niña de 3 años; Rodolfo y su esposa, Ana Paulina “N”, habitaban un departamento abajo. Aquella madrugada se rompería la barrera entre lo digital y lo mortal.
El escenario de la tragedia
Cuando elementos de seguridad privada atendieron los gritos y alertaron a las autoridades, la escena era dantesca: una puerta corrediza de cristal hecha añicos, fragmentos esparcidos por la sala-comedor y rastros de sangre que pertenecían tanto a un adulto como a una menor. Eso confirmaba lo que desde el inicio se temió: la hija de Renata —de apenas 3 años— vivió como espectadora de la agonía.
La Fiscalía mexiquense investiga si la discusión entre Rodolfo y Renata escaló rápidamente. Habitantes del edificio señalaron que las cámaras captaron movimientos sospechosos: él entrando al inmueble poco antes de las ocho de la mañana y luego ruidos brutales, apenas durante tres minutos.
La fuga y el intento por borrar evidencia
Tras haber cometido el crimen, Rodolfo regresó a casa, trasciende, con la ayuda de su esposa. Ana Paulina habría colaborado para ocultar indicios: se reporta que colocaron prendas ensangrentadas dentro del horno de la estufa, en un intento de manipular la escena. Mientras tanto, Rodolfo trató de huir en una camioneta blanca. Al intentar pasar por la barrera de salida del conjunto, chocó contra la pluma: las puertas del vehículo mostraban huellas de sangre en la manija del conductor. Cuando el escape se volvió imposible, huyó a pie con apenas ropa interior, pero fue interceptado por la Policía Municipal de Atizapán.
Durante su detención fue encontrado con aliento alcohólico, según constan los primeros informes. No presentó resistencia física y se entregó a los agentes. Su esposa también fue detenida y está bajo investigación por posible complicidad o encubrimiento, aunque no se ha confirmado si permanecerá bajo custodia.
Vinculación a proceso y traslado a Barrientos
El 7 de octubre, un juez de control vinculó a proceso a Rodolfo “N” por el delito de feminicidio, bajo la modalidad establecida en el Código Penal del Estado de México. Las sanciones previstas oscilan entre 40 y 70 años de prisión. El Ministerio Público solicitó prisión preventiva justificada dada la gravedad del delito y el riesgo procesal.
Ese mismo día fue trasladado al penal de Barrientos, en Tlalnepantla, bajo fuertes medidas de seguridad. Ingresó esposado, escoltado y evitando las cámaras. Se le asignó un módulo de recién llegados junto con otros internos. Las autoridades penitenciarias retiraron todos sus objetos personales, y hasta ahora no está autorizado el acceso público de visitas.
En la audiencia inicial, la defensa solicitó un plazo de tres meses para aportar pruebas. También pidió una evaluación psiquiátrica para determinar si, en el momento de los hechos, su estado emocional pudo influir en su conducta. Se requirió acceso a las grabaciones internas del edificio para reconstruir cronológicamente los minutos previos.
La mujer detrás de los números
Antes del escándalo, Wero Bisnero cultivaba una imagen de éxito digital. Se presentaba como coach de finanzas, especialista en big data y asesor de emprendimientos. Sus cuentas —hoy desactivadas— sumaban más de 42 mil seguidores. En sus contenidos prometía libertad financiera, negocios millonarios y transformación personal.
En los videos hablaba de paz y prosperidad; fuera de cámara, la tensión crecía. En Loma Antigua recuerdan los portazos, los silencios rotos por discusiones y la voz de Renata pidiendo que la dejaran en paz. Esa distancia que intentó marcar se convirtió en su último intento de escapar de una relación que ya la asfixiaba.
La tarde del 5 de octubre, su cumpleaños, habría habido una fiesta privada. Según relatos, bebió con exceso y despertó a su esposa en la madrugada para implorarle que lo matara, clamando: “Mátame porque estoy loco.” Ese episodio ahora se integra como grabación del estado mental que su defensa busca explorar.
El perfil de Renata
Renata Palmer tenía 32 años. Madre de una niña de 3, experta en marketing digital y emprendedora de corazón, gestionaba ventas en línea. Era descrita como una mujer llena de luz: “amorosa, valiente, soñadora.” Su familia recuerda que había manifestado miedo ante el temperamento de Rodolfo y que deseaba distanciarse de él.
En su obituario se le recuerda con frases emotivas: “Tu amor seguirá aquí toda la vida” o “Nos dejas un ejemplo de vida vivida con fuerza y esperanza.” Para muchos, el nombre de Renata se convierte ahora en símbolo de una mujer que quiso cortar cadenas y fue silenciada.
De la pantalla a la cárcel
El caso escaló rápido, pero no sin repudios. Organizaciones feministas y colectivos del Estado de México exigieron que la investigación se conduzca con perspectiva de género y sin privilegios por la condición mediática del acusado. La Fiscalía estatal ha afirmado tener “elementos sólidos de prueba.”
La fiscal central para delitos de género, María Gómez Ramos, declaró que “ningún indicio hasta ahora apunta a defensa legítima o accidente” y que los peritajes de sangre, huellas digitales y videos forman parte de la carpeta investigadora.
Analistas en redes cuestionan la figura del “influencer financiero” con gran altavoz: ¿qué responsabilidad tiene alguien que construye autoridad pública y promete verdades a cambio de seguidores? Sus métodos, antes cuestionados en la virtualidad, ahora se ponen bajo lupa judicial.
Cámaras, huellas y contradicciones
La carpeta de investigación aún no está cerrada. Las autoridades esperan obtener los resultados definitivos de las pruebas genéticas con los rastros de sangre hallados en el vehículo, en el departamento y en objetos manipulados. Está pendiente la reconstrucción de hechos con cámaras internas del edificio y la declaración formal de vecinos como testigos directos.
La pequeña hija de Renata queda ahora bajo custodia de familiares mientras continúa el proceso judicial. Se demanda que cada etapa del caso se conduzca con transparencia y sin privilegios, más allá del nombre que el imputado pudo consolidar en redes.