Este perfil científico y el hecho de haber estudiado un doctorado en Berkeley, hace que pensar que, como presidenta, Sheinbaum podría contribuir de manera sustantiva a resolver problemas estructurales del país, como la reconstrucción del sistema de salud, el diseño de una nueva política energética, la renovación de la educación pública y la elaboración de una estrategia de seguridad, que demandan una estrategia más elaborada y una visión más profunda de los problemas de lo que se vio en los últimos seis años. No cabe duda de que, en un país tan desigual como el nuestro, no puede desestimarse la agenda social que abandera la presidenta Sheinbaum… Pero también es claro que, si no se corrigen los errores del pasado, el segundo piso de la Cuarta Transformación podría estar, por desgracia, dominado por el narcotráfico y la violencia, por el rezago educativo, por la falta de acceso a la salud, por el poco crecimiento y por la polarización extrema. Y eso no le conviene a absolutamente nadie.