Lo único cierto es que inicia ahora una nueva etapa para la vida política nacional. En este momento, los partidos de oposición están más débiles que nunca y, con la renovación de MORENA,, el oficialismo ya tiene completos sus cuadros para gobernar durante los próximos 6 años y para construir el llamado segundo piso de la 4T. Son muchísimas las expectativas que millones de mexicanos han puesto en el movimiento, en el partido y en los líderes políticos que hoy, con todo el poder en sus manos, no tendrán pretextos si no se dan los resultados. Ya no hay un pasado al que echarle la culpa, hay un compromiso enorme. Hay retos gigantescos y, por supuesto, está la responsabilidad de respetar la diversidad de opiniones en el país, de cuidar a las instituciones que garantizan la democracia y, sobre todo, la obligación de que Morena sea aquello que sus simpatizantes anhelan y no aquello que sus opositores temen.