
El devastador paso del huracán “Otis” debería ser una enorme lección para el presidente López Obrador… Pero debe serlo todavía más para cualquiera de las mujeres que llegue a la Presidencia en 2024… Los motivos son varios, pero me voy a concentrar en dos… El huracán exhibió las debilidades del Estado mexicano para mantener la gobernanza en medio de una crisis… Y segundo, un plan de reconstrucción no puede ser solo para la emergencia, debe poder ofrecer futuro… La fuerza de “Otis” no tuvo precedentes… Expertos como Michel Rosengaus, excoordinador del Servicio Meteorológico, dijo que la rápida intensificación del huracán, sus vientos de casi 300 kilómetros por hora y el cambio de curso que tuvo, provocó que la población tuviera apenas 12 horas para ser alertada… Con tan poco tiempo y para un puerto enorme como Acapulco, que tiene 850 mil habitantes, era claro que cualquier protocolo quedaba rebasado e inservible… Pero lo que sí estuvo y está en manos de las autoridades es la respuesta a la emergencia… Las 72 horas que siguieron a que “Otis” tocó tierra y devastó Acapulco mostraron la falta de coordinación entre los tres niveles de gobierno… La escena que vimos de un Presidente de la República atascado en el lodo y luego caminando hasta que llegó a la zona del desastre fue una absoluta vergüenza… Es el jefe del Estado Mexicano, puede y tiene la obligación de usar todos los recursos a su alcance para cumplir sus funciones… Porque en medio de la emergencia lo que debe comunicarse es eficiencia, no austeridad… El discurso no puede estar por encima de la tragedia de cientos de miles… Y sobre todo, se debe actuar rápido…