Durante una rueda de presa a bordo del Air Force One, el presidente de Estados Unidos protagonizó un momento polémico al dirigirse de forma despectiva a una periodista que intentaba preguntarle sobre los vínculos con Jeffrey Epstein según reporte, al ser interrumpido por una pregunta sobre la relación entre él y el financista acusado de delitos sexuales, Trump lo señaló con el dedo y le espetó: “Cállate, cerdito”.
El episodio genero fuerte indignación, pues refleja una conducta autoritaria y sexista hacia la prensa, en especial hacia una mujer que solo buscaba claridad sobre una cuestión de alto interés público. La cobertura viralizó el video de la interacción difundido por la organización política Occupy Democrats, lo que intensificó las críticas sobre la forma en la que el mandatario maneja los cuestionamientos incómodos.
Más allá del insulto, el trasfondo del momento es político: la periodista preguntaba por la divulgación de los archivos, niega tener algo que ocultar.
En un giro llamativo, el presidente instó a los republicanos en la Cámara de Representantes a respaldar una iniciativa que obligue al Departamento de justicia a revelar los documentos de Epstein. Esta petición representa un viraje brusco, dado que en otras ocasiones su postura fue más cauta o reacia al tema.
A pesar de la apertura, no está claro qué tan rápido podrían publicarse los archivos ni cuánta información sensible revelarán. Además, la insistencia de Trump en que “no tenemos nada que ocultar” choca con su lenguaje agresivo contra quienes cuestionan su transparencia. Este choque refleja una tensión creciente entre el poder político, la rendición de cuentas y el derecho a la información, donde las formas de tratar a la prensa también juegan un papel crucial.