
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, decidió posponer su reunión con el mandatario ruso, Vladimir Putin, programada originalmente para esta semana en Budapest, Hungría. La decisión, según explicó el propio mandatario, se debe a la falta de avances concretos hacia un alto el fuego en Ucrania, en medio de un conflicto que sigue dejando miles de víctimas y sin señales claras de una salida diplomática.
“No quiero tener una reunión desperdiciada. No quiero perder el tiempo, así que veré qué pasa”, declaró Trump desde la Casa Blanca, visiblemente molesto por la falta de progresos en las conversaciones previas.
10/21/25 🇺🇸🇺🇦🇨🇿 ❗️Trump says he doesn’t want to waste time on a possible meeting with Putin.
— 🇺🇸 Ray Murray jr (@rmjr2654) October 21, 2025
According to him, talks are only possible if there is “real benefit.” #Trump #Putin #summit #cancelled pic.twitter.com/WnoSQC1vNw
El Kremlin confirmó poco después que no existe una nueva fecha prevista para el encuentro, lo que prolonga la incertidumbre sobre la relación bilateral entre Washington y Moscú. La reunión en Budapest habría sido el segundo intento fallido de diálogo directo entre ambos mandatarios, luego de que una cumbre similar en Alaska, en agosto, también fuera suspendida sin resultados tangibles.
De acuerdo con fuentes diplomáticas, la idea de retomar el contacto surgió después de una llamada telefónica de más de dos horas entre Trump y Putin a finales de septiembre, que el presidente estadounidense calificó como “muy positiva” y con “grandes progresos”. Sin embargo, esos avances no se tradujeron en acuerdos concretos sobre un posible cese al fuego o intercambio de prisioneros, dos de los temas centrales de las negociaciones.
Un día después de aquella conversación, Trump recibió en la Casa Blanca al presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, en un encuentro que, según fuentes consultadas por la agencia AFP, estuvo marcado por la frustración y las presiones.
El mandatario estadounidense habría instado a Zelenski a considerar la posibilidad de ceder la región del Donbás —actualmente bajo control ruso— como condición para alcanzar un alto el fuego.
“Sí, es cierto”, confirmó una fuente del gobierno ucraniano, que describió la reunión como “tensa y poco productiva”.
Pese a las críticas, Trump reiteró públicamente su llamado a Moscú y Kiev a detener los combates y mantener las líneas actuales del frente, sin mencionar explícitamente una cesión territorial.
“Muchas cosas están sucediendo en ese frente bélico. Les diremos en un par de días lo que vamos a hacer”
Donald Trump
Las declaraciones del presidente estadounidense generaron una ola de rechazo entre los principales líderes europeos, quienes consideran que cualquier propuesta que contemple ceder territorio a Rusia legitimaría la invasión y sentaría un precedente peligroso en el derecho internacional.
El presidente francés Emmanuel Macron, la primera ministra italiana Giorgia Meloni y el premier británico Keir Starmer firmaron una declaración conjunta en la que advirtieron que “Rusia no está comprometida seriamente con la paz”, y subrayaron que “ninguna negociación puede basarse en el sacrificio de la soberanía ucraniana”.
La postura europea fue respaldada también por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quien insistió en que “la única paz posible será aquella que respete la integridad territorial de Ucrania”.
A casi cuatro años del inicio de la invasión rusa, el conflicto sigue sin mostrar signos de resolución. El frente oriental continúa siendo escenario de intensos combates, mientras Kiev reporta escasez de armamento y retrasos en la ayuda internacional, especialmente desde Washington, donde el Congreso estadounidense aún debate la aprobación de un nuevo paquete de apoyo militar.
Analistas internacionales coinciden en que la decisión de Trump busca replantear su estrategia diplomática y aumentar la presión sobre ambas partes para mostrar resultados antes de volver a la mesa de negociación. Sin embargo, dentro y fuera de Estados Unidos, la medida ha sido vista como una señal de impaciencia y frustración, en un momento de máxima tensión global.
El conflicto entre Rusia y Ucrania, iniciado en febrero de 2022, ha dejado más de medio millón de muertos y desplazados, además de una crisis energética y alimentaria a nivel mundial. Las propuestas de alto el fuego promovidas por Washington y aliados europeos han sido rechazadas reiteradamente por Moscú, que exige el reconocimiento de los territorios ocupados.
Mientras tanto, la administración Trump insiste en que su prioridad es lograr “una paz rápida y duradera”, aunque los analistas advierten que su enfoque podría beneficiar los intereses rusos si se aceptan las actuales líneas de control como base de un acuerdo.