
Los rostros en la sala eran menos que en febrero. Apenas seis agentes de la DEA estaban presentes. Pero el silencio pesaba más. La fiscal federal Saritha Komatireddy tomó la palabra y confirmó lo que, durante décadas, solo había circulado como rumor entre archivos clasificados: el gobierno de Estados Unidos tiene en su poder grabaciones del interrogatorio y tortura del agente Enrique “Kiki” Camarena, asesinado brutalmente en 1985 en Guadalajara.
Las grabaciones, consideradas “pruebas sensibles”, fueron incorporadas este martes 24 de junio como parte del expediente judicial contra Rafael Caro Quintero, quien enfrenta un proceso en la corte federal del Distrito Este de Nueva York. Fue su tercera audiencia formal, ante el juez Frederic Block, y aunque el llamado “Narco de narcos” no estuvo presente, su defensa estuvo encabezada por la abogada Elizabeth Macedonio.
El expediente que nunca cerró
Cuarenta años después del asesinato del agente encubierto de la DEA, el caso sigue siendo una prioridad para el Departamento de Justicia. Caro Quintero está acusado de encabezar una organización criminal responsable no solo del secuestro, tortura y homicidio de Camarena, sino también de distribución internacional de marihuana, cocaína y fentanilo, así como uso de armas de fuego con fines de narcotráfico.
“El caso no está cerrado, ni se cerrará hasta que haya justicia”, enfatizó la fiscal Komatireddy. Luego confirmó que la evidencia ahora incluye intervenciones telefónicas, registros financieros, fotografías forenses, autopsias de homicidios asociados y, sobre todo, audios inéditos del interrogatorio de Camarena, obtenidos de manera confidencial durante las últimas etapas del proceso.
La sombra de la pena capital
Uno de los temas que dominó la audiencia fue la posibilidad de que la Fiscalía solicite formalmente la pena de muerte contra Caro Quintero. El juez Block otorgó en marzo un plazo de 90 días para que el Ministerio Público determinara si buscaría esa sentencia. Ahora, Komatireddy afirmó que “la pena capital sigue sobre la mesa”, pero que el Departamento de Justicia necesita más tiempo para tomar una decisión definitiva.
Mientras tanto, la defensa legal prepara lo que llaman un “paquete de mitigación”, una serie de argumentos legales y humanitarios para evitar que el caso avance bajo esa figura. Macedonio pidió al tribunal que no se hagan públicas las pruebas sensibles, debido a su contenido extremadamente delicado.
Un juicio con ecos históricos
Caro Quintero fue presentado por primera vez ante este tribunal el 28 de febrero de 2025, un día después de haber sido entregado a EE.UU. junto con otros 28 presuntos cabecillas del narcotráfico. Aunque el gobierno mexicano no reconoció una extradición formal, documentos oficiales de Estados Unidos lo califican como una “expulsión”.
Desde entonces, permanece recluido en el centro de detención federal en Brooklyn, donde también se encuentra Ismael “El Mayo” Zambada. En la audiencia de este martes estuvo presente su sobrino, Ismael Quintero Arellano, alias “Mayel”, quien fuera capturado en 2020 y extraditado en 2023. Aunque su situación no fue discutida durante la sesión, se confirmó que también será juzgado en septiembre.
Este tribunal, el mismo donde fueron sentenciados Joaquín “El Chapo” Guzmán y Genaro García Luna, ha sido el escenario de algunos de los juicios más emblemáticos contra el crimen organizado mexicano. El caso de Caro Quintero, cofundador del Cártel de Guadalajara y figura histórica en la guerra contra las drogas, ha sido calificado por las propias autoridades como “un emblema de la justicia estadounidense”.
La próxima audiencia: 18 de septiembre
El juez Frederic Block fijó la cuarta audiencia para el 18 de septiembre a las 11:00 a.m., fecha en la que se espera que la defensa presente su paquete de mitigación completo y que la Fiscalía confirme si continuará buscando la pena de muerte.
Mientras tanto, la defensa solicitó al tribunal que el acusado tenga derecho a comunicarse con sus familiares, privilegio del que hasta ahora ha sido privado. La solicitud fue tomada en consideración, aunque no se emitió un fallo inmediato.
Según testigos presentes, Caro Quintero lució delgado, con cabello canoso corto y sin aparentes problemas de salud. Su silencio durante el proceso ha sido interpretado como estrategia legal. Lo cierto es que, cuatro décadas después del crimen que marcó un punto de quiebre en la relación bilateral entre México y EE.UU., su nombre sigue ocupando un lugar central en las prioridades de Washington.
Un mensaje desde la DEA
Aunque la asistencia fue menor en comparación con la audiencia inicial —cuando un centenar de agentes federales llenaron la sala—, la presencia de seis elementos activos de la DEA este martes tuvo un significado simbólico. Funcionarios del Departamento de Justicia han reiterado que el asesinato de Kiki Camarena “no será olvidado ni quedará impune”.
“La Fiscalía confirmó que están dispuestos a ir hasta las últimas consecuencias, y eso incluye la pena de muerte”, declaró la periodista Roberta Garza, quien cubrió la audiencia para medios estadounidenses.
De fondo, el caso también refleja la tensión que persiste entre ambos países sobre las condiciones de extradición, la cooperación antinarcóticos y el legado de impunidad en los crímenes cometidos contra agentes estadounidenses.
El expediente está lejos de cerrarse. Las grabaciones de Camarena —presentadas por primera vez en una corte— reabren no solo heridas, sino un camino judicial que podría terminar con una de las condenas más severas impuestas a un narcotraficante mexicano en territorio estadounidense.