El político estadounidense Carl DeMaio, miembro de la Asamblea del Estado de California, lanzó una fuerte denuncia a través de su cuenta en la plataforma X, en la que acusó a personas provenientes de México de arrojar basura del lado estadounidense de la frontera en San Diego.
El tuit en cuestión, publicado el lunes 17 de noviembre, afirma que “mexicanos están tirando su basura en nuestro lado del muro” y demanda una investigación federal sobre lo que él describe como “descarga ilegal de residuos en suelo estadounidense”.
En cuanto a acciones, la publicación exhorta a que el gobierno de Estados Unidos inicie una investigación federal sobre la descarga de basura desde México. Sin embargo, no se ha anunciado hasta ahora un procedimiento formal bajo los canales habituales de gestión de residuos internacionales o acuerdos bilaterales que aborde específicamente ese reclamo.
El caso, aunque basado en una publicación de red social, abre un espacio para la reflexión sobre qué ocurre en la línea internacional: ¿se está controlando suficientemente el flujo de residuos sólidos? ¿Existen mecanismos para identificar, cuantificar y sancionar la basura transfronteriza? ¿Cómo se combinan los problemas de migración, medio ambiente y relaciones binacionales en la gestión de basura y contaminación?
La acusación de Carl DeMaio pone en primer plano un reclamo político que exige pruebas y acción institucional, pero también remite a una realidad ambiental compleja en la frontera México-Estados Unidos: cientos de toneladas de basura, plásticos, aguas residuales y escurrimientos cruzan cada año de un país al otro, con impactos ecológicos, sociales y sanitarios. Mientras tanto, la falta de datos precisos sobre basura arrojada deliberadamente desde un país al otro dificulta transformarla en una política pública eficaz y justa.
Hasta el momento, no se han aportado públicamente pruebas detalladas que permitan confirmar la escala precisa del fenómeno, ni se han publicado estudios específicos que documenten cuántos residuos cruzan la frontera de este modo. No obstante, la acusación encaja en un panorama más amplio de problemas ambientales y de gestión de residuos a lo largo de la frontera entre México y Estados Unidos.