
La plaga del gusano barrenador, que se creía erradicada desde 1966, ha puesto en jaque al gobierno mexicano y, en consecuencia, al sector agropecuario del país. El fin de semana, Estados Unidos decidió cerrar su frontera a las exportaciones de ganado bovino proveniente de México, tras detectar la presencia de esta peligrosa plaga parasitaria.
Inicialmente, la medida fue anunciada por Brooke Rollins, secretaria de Agricultura de Estados Unidos, bajo el argumento de que su país busca “proteger” al sector ganadero de una posible infestación que, de acuerdo con sus antecedentes históricos, les tomó décadas erradicar. Aunque se trata de una suspensión temporal, la decisión afecta gravemente el comercio agropecuario bilateral, en particular a Sonora y Chihuahua, principales exportadores de ganado hacia el país vecino.
La medida fue confirmada por el secretario de Agricultura de México, Julio Berdegué, a través de un par de mensajes publicados en su cuenta de “X”, lo cual ha generado polémica e incluso indignación, debido a que el tema reviste una gravedad considerable y, hasta ahora, no hay un comunicado oficial emitido por la dependencia federal.
En sus publicaciones, Berdegué expresó su desacuerdo, calificando la decisión como una acción unilateral que rompe con los acuerdos binacionales previamente establecidos en materia sanitaria. Recordó que ambos países habían pactado acciones conjuntas como el uso de moscas estériles y el intercambio de información epidemiológica para contener la propagación del gusano barrenador.
La alerta se encendió tras confirmarse brotes activos en Oaxaca, Veracruz, y un caso humano en Chiapas, lo que representa una amenaza grave debido a la capacidad de la plaga para atacar animales de sangre caliente a través de heridas abiertas. Este parásito provoca una enfermedad llamada miasis, que puede resultar mortal si no se trata a tiempo.
El impacto económico de esta suspensión es considerable. México exporta anualmente más de mil millones de dólares en ganado vivo hacia Estados Unidos. Por ello, asociaciones ganaderas y productores han advertido sobre posibles pérdidas severas si la suspensión se prolonga o se extiende a otros productos relacionados con el sector.