
Una fotografía difundida en redes sociales por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE), y posteriormente replicada por la Embajada estadounidense en México, provocó una respuesta enérgica por parte del gobierno mexicano. Desde Palacio Nacional, la presidenta Claudia Sheinbaum negó categóricamente que personal de agencias extranjeras, incluyendo estadounidenses, esté participando directamente en operativos dentro del país.
Durante su tradicional conferencia matutina, Sheinbaum calificó la imagen como "fuera de contexto y engañosa", asegurando que no corresponde a ningún operativo reciente realizado en México. Señaló que ya se había informado a medios nacionales —como el periódico La Jornada— que esa fotografía no tenía relación con eventos actuales, pese a que fue publicada como evidencia de una supuesta colaboración en campo entre México y Estados Unidos.
"Desde que inició el sexenio del presidente López Obrador y hasta ahora, ningún agente extranjero participa en territorio mexicano. Eso se acabó con el viejo modelo neoliberal", declaró.
La imagen generó revuelo porque mostraba lo que aparentaban ser elementos de seguridad en un operativo contra laboratorios clandestinos. Sin embargo, Sheinbaum aseguró que la Fiscalía General de la República (FGR) revisó el contenido gráfico y confirmó que no pertenece a ninguna acción coordinada por México, ni involucra a la Secretaría de la Defensa Nacional, ni a la Marina, ni a corporaciones federales.
Acompañada de su gabinete de seguridad y en coordinación con el Fiscal General, Alejandro Gertz Manero, la presidenta detalló cómo se gestiona actualmente la cooperación con agencias estadounidenses: “Ellos comparten inteligencia, ponen denuncias formales ante la FGR, pero la investigación y la ejecución la realizan las autoridades mexicanas, sin excepciones”.
Más allá del desmentido puntual, el tema permitió a Sheinbaum marcar una diferencia política con sexenios anteriores. Citó los años del expresidente Felipe Calderón como ejemplo de una etapa en que las agencias extranjeras —como la DEA o la CIA— entraban, operaban y dirigían acciones en México sin restricciones, algo que, subrayó, ya no sucede.
“Hoy la relación con Estados Unidos se construye bajo principios de respeto mutuo. Hay cooperación, sí. Pero no hay subordinación”, sentenció, aludiendo también a que las actuales leyes mexicanas —reformadas tras el caso del General Salvador Cienfuegos— impiden la actuación directa de agentes extranjeros en suelo nacional.
La mandataria aclaró que muchos de los operativos recientes, como la incautación de precursores químicos o el desmantelamiento de laboratorios de drogas sintéticas, han sido posibles gracias a denuncias canalizadas por la Embajada estadounidense. No obstante, insistió en que todas las acciones en territorio nacional son encabezadas por la FGR, apoyada por fuerzas nacionales como la Sedena, la Marina o la Guardia Nacional.
Consultada sobre si enviaría un reclamo diplomático a la Embajada de Estados Unidos por difundir información errónea, Sheinbaum fue prudente: “No se trata de polemizar públicamente, pero sí de dejarle claro al pueblo de México que nadie va a pisotear nuestra soberanía. Es nuestro mandato y nuestra convicción”.
Pese a la tensión generada por el incidente, Sheinbaum subrayó que mantiene un canal de comunicación abierto con autoridades del gobierno estadounidense. Mencionó al presidente Donald Trump, así como a funcionarios clave del Departamento de Comercio y del Tesoro, con quienes dijo tener una relación de respeto y diálogo permanente.
El episodio, sin embargo, pone nuevamente sobre la mesa las diferencias históricas en la forma de concebir la cooperación en seguridad. Mientras Estados Unidos insiste en estrategias conjuntas contra el narcotráfico, el gobierno de México parece decidido a mantener el control exclusivo sobre su territorio y sus fuerzas armadas.
El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, respaldó los dichos de la presidenta, recordando que tras el escándalo de Cienfuegos se implementaron cambios en la legislación que limitaron la actuación de agencias extranjeras. “En ese entonces hubo fricciones. Muchas agencias no estuvieron de acuerdo con las nuevas reglas, pero las reglas cambiaron”, dijo.
Hasta ahora, la Embajada estadounidense no ha ofrecido una rectificación pública, aunque sí compartió una nota informativa con algunos medios nacionales donde intenta matizar la interpretación de la imagen. Según su versión, el contenido difundido fue “malinterpretado” y no tenía intención de mostrar presencia operativa en campo.
Lo cierto es que el cruce de versiones evidencia que, aunque hay cooperación bilateral en temas de seguridad, la línea de quién actúa y quién informa sigue siendo delicada. Y en medio de ese debate, la administración de Claudia Sheinbaum apuesta por sostener una postura firme: cooperar sí, pero sin ceder soberanía.