
Un autobús del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y varias camionetas escoltadas por agentes federales ingresaron la mañana del jueves 3 de julio al polémico centro de detención para inmigrantes “Alligator Alcatraz”, marcando oficialmente la llegada del primer grupo de detenidos a esta instalación improvisada en los Everglades.
El arribo de los migrantes se realizó poco después de las 10 de la mañana, en un operativo silencioso que contradijo las declaraciones previas del fiscal general de Florida, James Uthmeier, quien había asegurado que “cientos de inmigrantes ilegales” serían registrados la noche del miércoles. Sin embargo, las primeras unidades comenzaron a llegar entrada la madrugada del jueves, tras horas de reparaciones de última hora en puertas y cercas que evidenciaron las prisas y carencias con las que fue habilitado este espacio.
Una apertura marcada por prisas y filtraciones
“Alligator Alcatraz” fue inaugurado apenas el martes 2 de julio por el presidente Donald Trump, el gobernador de Florida Ron DeSantis y la secretaria de Seguridad Nacional Kristi Noem, quienes presentaron el sitio como un centro de detención de última generación para procesar y deportar de forma expedita a migrantes, en palabras de Trump: “procesarlos y devolverlos a su país”.
Sin embargo, videos y fotografías obtenidos por el Miami Herald y otros medios locales mostraron agua filtrándose en las carpas resistentes donde dormirán los detenidos, mientras obreros trabajaban de madrugada revisando y ajustando las bases de las estructuras. Durante la noche previa a la llegada de los migrantes, se observó un flujo constante de tráfico en las puertas del centro, con cerrajeros, personal de cercado y constructores trabajando contrarreloj.
Un contratista, bajo condición de anonimato, declaró al Herald que “no podía asegurar si las instalaciones estaban listas para recibir gente” al enterarse de la inminente llegada de los primeros detenidos, reflejando la incertidumbre dentro de quienes trabajaron en la habilitación de esta cárcel improvisada.
El miércoles en la mañana, un video mostró a una persona utilizando lo que parecía ser una tarjeta de crédito para forzar la puerta de una celda encadenada, generando preocupaciones sobre las condiciones de seguridad y las fallas operativas del centro. Ni el estado de Florida ni la empresa contratista GardaWorld comentaron sobre este incidente.
Protestas, dudas legales y críticas al entorno
Organizaciones proinmigrantes, ambientalistas y comunidades cercanas a los Everglades han manifestado su rechazo a la construcción de este centro, ubicado en una pista aérea abandonada, rodeada de caimanes y en un entorno considerado frágil ambientalmente.
“Están creando una máquina para procesar humanos como si fueran números y expedientes”, denunció el abogado Juan Gómez, quien pidió a los migrantes detenidos no firmar documentos sin asesoría y solicitar hablar con un juez y con un abogado.
El ambiente hostil del lugar, sumado a las altas temperaturas, la humedad y la fauna local, ha sido otro de los puntos criticados por exfuncionarios del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), quienes advirtieron que el duro entorno de los Everglades representa un desafío para garantizar condiciones mínimas de detención.
¿Hay niños entre los detenidos?
Un borrador de 35 páginas obtenido por el Herald/Times, que describe los requisitos mínimos para operar el centro, incluye directrices sobre el transporte y manejo de menores, estableciendo que “los menores deberán estar separados de adultos no emparentados en todo momento durante el transporte” y bajo “estrecha supervisión”, además de garantizar refrigerios y agua a menores y mujeres embarazadas.
Aunque no se ha confirmado oficialmente si niños forman parte de este primer grupo de detenidos, la División de Manejo de Emergencias de Florida evitó responder a la pregunta sobre si el estado planea alojar menores en “Alligator Alcatraz”, limitándose a indicar que el DHS y el ICE determinan la logística de los traslados.
El plan: deportaciones rápidas
El fiscal general de Florida, James Uthmeier, reiteró en redes sociales que el siguiente paso tras el ingreso de los migrantes será “enviarlos de vuelta de donde vinieron”, lo que confirma que el centro se utilizará para acelerar los procesos de deportación.
“Alligator Alcatraz está listo para registrar a cientos de inmigrantes ilegales delincuentes esta noche”, había dicho Uthmeier, mientras que el gobernador Ron DeSantis calificó la apertura del centro como un avance en la política migratoria de Florida.
Lo que sigue
Hasta el momento, no se ha revelado la cantidad exacta ni las nacionalidades de los migrantes trasladados, y la Policía de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) no ha respondido a las solicitudes de información sobre el origen de los detenidos o los detalles de su proceso.
La llegada de los primeros migrantes a “Alligator Alcatraz” ocurre en medio de un ambiente de tensión, con manifestaciones afuera del centro y llamados de abogados y activistas para monitorear las condiciones de detención en el lugar.
Mientras tanto, en la pista de aterrizaje reconvertida en cárcel, las luces de las patrullas iluminan las carpas donde, entre filtraciones de agua y cercas recién soldadas, los migrantes comienzan su espera en un sitio que, para muchos, se ha convertido en símbolo del endurecimiento de la política migratoria de Florida y Estados Unidos.