
La muerte de tres personas en una autopista de Florida encendió un debate que terminó en una orden inmediata: Estados Unidos dejará de otorgar visas de trabajo a conductores de carga extranjeros, una medida que pone en jaque a miles de choferes, muchos de ellos mexicanos.
La noticia llegó como un golpe seco. Marco Rubio, secretario de Estado del gobierno de Donald Trump, escribió en X:
“Con efecto inmediato, pausaremos la emisión de visas de trabajo para conductores de camiones comerciales. El creciente número de choferes extranjeros que recorren nuestras carreteras pone en peligro vidas estadounidenses y socava el sustento de nuestros camioneros”.
Era jueves por la tarde en Washington cuando el anuncio se hizo público. En pocas líneas, el gobierno federal cerraba la puerta a uno de los sectores laborales donde los extranjeros habían encontrado espacio en Estados Unidos: el transporte de carga.
El accidente que lo cambió todo
El contexto no podía ser más explosivo. Apenas unos días antes, en una autopista de Florida, un tráiler conducido por Harjinder Singh, originario de India, había girado en U en una zona prohibida. El movimiento brusco desató un choque fatal contra una minivan.
Tres personas murieron en el acto. Entre los restos metálicos de los vehículos y los cuerpos cubiertos con sábanas, el caso comenzó a circular en noticieros y redes sociales.
Singh había ingresado de manera indocumentada desde México en 2018. Para sorpresa de muchos, conducía con una licencia comercial de California, estado donde se otorgan permisos sin importar el estatus migratorio. La combinación era perfecta para encender la mecha política.
De Florida a Washington
El accidente fue el pretexto que necesitaban los sectores más cercanos a Trump. En cuestión de horas, el caso pasó de los tribunales locales de Florida a la mesa del poder federal.
El secretario Rubio evitó mencionarlo directamente, pero nadie dudó: la muerte en la carretera fue el detonante de la decisión.
El chofer indio enfrenta ahora tres cargos de homicidio vehicular. Florida pidió que, una vez termine el proceso penal, sea entregado al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
Una industria con déficit
El golpe alcanza a una industria ya debilitada. El transporte de carga estadounidense enfrenta un déficit estimado de 60,000 choferes para cubrir la demanda.
Cada año se entregaban alrededor de 1,000 visas H-2B para camioneros extranjeros, y se calcula que más de 700,000 conductores foráneos circulan hoy por carreteras estadounidenses.
En medio de la escasez, la contratación de extranjeros se convirtió en una válvula de escape para mantener en pie la cadena de suministros. Ahora, con la orden federal, el futuro de miles de familias queda en pausa.