La adaptación cinematográfica de Wicked, dirigida por John Chu y protagonizada por Ariana Grande como Glinda y Cynthia Erivo como Elphaba, se estrenó el pasado 22 de noviembre, generando una oleada de entusiasmo entre los fans del icónico musical de Broadway. Sin embargo, dos temas han acaparado la atención tanto como la película misma: la estricta prohibición de cantar durante las funciones y los rumores sobre diferencias salariales entre las actrices principales.
La emoción por Wicked es palpable, y no es para menos. Las canciones emblemáticas como Defying Gravity y Popular han trascendido generaciones, convirtiéndose en himnos de los amantes del teatro musical. Sin embargo, cadenas de cine como AMC Theatres han reforzado su política de no permitir el canto durante las proyecciones, recordando que “el silencio es oro” y que el disfrute de la película debe ser colectivo y respetuoso.
En un comunicado, Ryan Noonan, portavoz de AMC, explicó que esta regla no es nueva, pero se ha subrayado específicamente para Wicked debido a la tentación que pueden sentir los asistentes de cantar junto a las actuaciones. Según Noonan, la medida busca evitar interrupciones y garantizar una experiencia cinematográfica placentera para todos.
La decisión ha dividido opiniones en redes sociales. Mientras algunos consideran que la prohibición es adecuada, argumentando que el canto podría ser molesto y distraer del espectáculo, otros admiten que será un reto contenerse ante las poderosas melodías de la película.
Para satisfacer a ambos públicos, AMC planea proyectar una versión sing-along de Wicked a partir del 25 de diciembre en más de 1,000 cines en Norteamérica, donde los fans podrán dar rienda suelta a su entusiasmo y cantar a coro con sus canciones favoritas. Aún no se ha confirmado si esta versión estará disponible en México.
Mientras Wicked vuela alto en la taquilla, convirtiéndose en la adaptación de un musical de Broadway más exitosa en su debut cinematográfico, otro tema ha generado controversia: la supuesta disparidad salarial entre sus protagonistas.
Según rumores difundidos en redes sociales y algunos medios, Ariana Grande habría cobrado 15 millones de dólares por su papel como Glinda, mientras que Cynthia Erivo, quien interpreta a Elphaba, habría recibido solo un millón. Esta información provocó indignación entre los fanáticos, quienes cuestionaron por qué dos actrices con papeles de igual relevancia podrían recibir compensaciones tan dispares.
Sin embargo, el estudio Universal desmintió estas afirmaciones mediante un comunicado oficial, asegurando que ambas actrices recibieron el mismo salario por su trabajo en la película. “Los informes sobre la disparidad salarial entre Cynthia y Ariana son completamente falsos y se basan en información difundida en Internet. Las mujeres recibieron el mismo salario por su trabajo en Wicked”, aclaró la compañía.
A pesar de la aclaración, Universal no reveló las cifras exactas, lo que ha dejado a muchos especulando sobre los números reales detrás de los contratos de las actrices.
Más allá de las polémicas, Wicked ha consolidado su lugar como un fenómeno cultural. La historia de Glinda y Elphaba, que explora los orígenes de la Malvada Bruja del Oeste y la Bruja Buena del Sur antes de los eventos de El Mago de Oz, sigue cautivando a nuevas audiencias mientras mantiene su atractivo para los fanáticos de toda la vida.
El musical, que debutó en Broadway en 2003, es reconocido por sus poderosas interpretaciones, mensajes sobre la amistad y la lucha contra los prejuicios, y una banda sonora inolvidable. La adaptación cinematográfica ha logrado trasladar esta magia al cine, atrayendo tanto a seguidores del teatro musical como a nuevos públicos.
Con su segunda parte ya en producción, programada para 2025, la expectativa sigue en aumento. Los fanáticos no pueden esperar para ver cómo se desarrollará el desenlace de esta historia que ha definido a una generación.
El fenómeno Wicked no solo demuestra el poder de un musical icónico para adaptarse a nuevos formatos, sino también la importancia de cuidar la experiencia colectiva del público. Las reglas para evitar cantos en las funciones tradicionales y la futura proyección sing-along ofrecen opciones para todos los gustos, mientras que el debate sobre los salarios de las protagonistas refleja las tensiones actuales en la industria del entretenimiento en torno a la equidad y la transparencia.
A medida que Wicked sigue volando alto en la taquilla, lo que es indudable es que ha reafirmado su lugar en el corazón de los amantes del teatro y el cine, dejando un legado que promete seguir creciendo.