
Un violento asalto a mano armada, en el que fue robado un vehículo, desató la indignación entre los habitantes del municipio de Oteapan, en el sur de Veracruz. Como respuesta, la comunidad decidió reactivar sus patrullajes comunitarios. Se trata de una estrategia de autodefensa que ya habían implementado años atrás.
Con palos, machetes y escopetas, vecinos de Oteapan —tanto hombres como mujeres— recorren nuevamente las calles durante las noches, organizados en grupos de vigilancia ciudadana. El objetivo: proteger su territorio y enviar un mensaje contundente a quienes cometan delitos en la zona.
“Nos dolió que en un momento fuéramos mancillados por esos pequeños delincuentes que se encuentran entre nosotros”, declaró uno de los integrantes de las rondas.
Otro añadió: “Si ellos vienen armados, nosotros nos vamos a defender. No nos vamos a tentar el corazón”.
TRADICIÓN DE AUTODEFENSA
Aunque los patrullajes comunitarios no son nuevos en Oteapan —una localidad que se rige por usos y costumbres—, la vigilancia se había reducido en los últimos años. De acuerdo con los pobladores, esto permitió el regreso de delitos como robos, extorsiones y privaciones ilegales de la libertad.
Ahora, ante el repunte de la inseguridad, los comités de vigilancia aseguran que están listos para movilizar hasta 700 personas en cualquiera de los 17 barrios del municipio, en caso de una emergencia.
Las decisiones sobre las acciones de seguridad comunitaria se toman en asamblea, y son las propias familias quienes participan en las rondas: adultos mayores, mujeres y jóvenes recorren en moto los callejones, vigilan zonas rurales y resguardan las áreas urbanas mientras el resto de la población duerme.
Sin embargo, la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, dijo que esto no está pasando, pues no tienen registro de que existan guardias comunitarias en la región.
JUSTICIA COMUNITARIA
Como parte del mecanismo de disuasión, los grupos han advertido que cualquier persona que sea sorprendida cometiendo un delito será detenida, exhibida públicamente y entregada al pueblo. En algunos casos, advierten, podrían ser desnudados como forma de sanción simbólica y humillación pública.
Oteapan forma parte de una larga lista de comunidades en México que, ante la falta de respuesta efectiva por parte de las autoridades, recurren a formas de justicia comunitaria y organización civil para garantizar su seguridad.