
El desgarrador adiós a Ernesto Barajas: lo despiden con música, globos y palomas
Familiares, amigos y músicos dieron el último adiós a Ernesto Barajas, vocalista de Enigma Norteño, asesinado en Zapopan el pasado 19 de agosto; entre flores blancas y la melodía “Te vas ángel mío”, su funeral se convirtió en un homenaje cargado de dolor y simbolismo.
El sonido de la tuba y el acordeón acompañó el silencio de un cortejo fúnebre que avanzaba lento. La melodía “Te vas ángel mío” marcaba el paso de familiares y amigos que, con ojos enrojecidos, llevaban sobre los hombros el féretro de Ernesto Barajas, vocalista y fundador de Enigma Norteño.
Eran las últimas horas para despedirlo. Entre palomas blancas que levantaron vuelo y globos que se soltaron al cielo, el joven músico fue sepultado en el Panteón Jardín de Guadalajara el jueves 21 de agosto, dos días después de haber sido asesinado en Zapopan, Jalisco.
Una despedida íntima y dolorosa
El funeral se llevó a cabo en un ambiente íntimo, con acceso restringido únicamente a los más cercanos. Afuera, el eco de la noticia seguía estremeciendo a la industria del regional mexicano, mientras adentro las flores blancas, las coronas con mensajes y una gran fotografía del artista enmarcaban el ataúd oscuro que resguardaba su cuerpo.
Quienes estuvieron presentes relataron escenas cargadas de emotividad. “Vuela alto, carnal”, gritó uno de sus amigos al soltar un globo blanco. Otros, abrazados, corearon canciones de Enigma Norteño. La música que tantas veces le dio vida a los escenarios ahora servía para despedirlo.
Entre los asistentes se alcanzó a ver a una niña que, de acuerdo con medios locales, sería hija del cantante. Caminaba tomada de la mano de familiares, mientras la banda interpretaba corridos que habían hecho famoso al artista.
El ataque en Zapopan
El martes 19 de agosto, el nombre de Ernesto Barajas se sumó a la lista de músicos ejecutados en México.
El vocalista se encontraba en una pensión de autos en la colonia Arenales Tapatíos, en el municipio de Zapopan. Estaba dentro de una camioneta pick-up junto con su compadre, José María Cervantes Quintero, cuando dos hombres armados que viajaban en motocicleta se acercaron y abrieron fuego contra el vehículo.
Los disparos fueron certeros: Barajas y Cervantes murieron al instante. Una joven de 18 años, empleada del lugar, recibió un balazo en la pierna. Fue trasladada de urgencia a un hospital, donde permanece estable.
La Fiscalía de Jalisco informó que se trató de un ataque directo. Aunque en 2023 Barajas había sido amenazado mediante una narcomanta atribuida al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en Tijuana, las autoridades estatales aseguraron que desde que el músico se mudó a Guadalajara no había reportes recientes de intimidaciones.
De Culiacán al escenario
Nacido en Culiacán, Sinaloa, Ernesto Barajas tenía apenas 18 años cuando, en 2004, fundó Enigma Norteño. Con su voz como estandarte y una clara inclinación por los corridos, llevó a la agrupación a convertirse en una de las más reconocidas del regional mexicano en los últimos veinte años.
Con canciones como Los lujos del R, Señalado por costumbre y En la sierra y la ciudad, la banda se consolidó en ferias, palenques y plataformas digitales. Su estilo lo colocó en la escena de los narcocorridos, un género que muchas veces ha sido vinculado con disputas criminales y que, para algunos analistas, lo convirtió en blanco de amenazas.
El último adiós
En el panteón, mientras la carroza avanzaba, las cámaras captaron el momento en que los restos del cantante eran acompañados por su familia más cercana. Algunos llevaban rosas rojas en las manos; otros simplemente caminaban en silencio, con la música de fondo marcando cada paso
Las palomas blancas, liberadas al aire, simbolizaron la paz que no encontró en vida. Los globos que ascendieron fueron el último mensaje: dejarlo ir, pero con la certeza de que su voz seguirá en las bocinas y en las memorias de quienes lo escucharon.
Sobre el féretro, una gran cruz de flores rojas con una nota musical en el centro coronaba el homenaje. El simbolismo era claro: el hombre que dedicó su vida a la música partía envuelto en ella.
Repercusiones
La noticia del asesinato y posterior funeral de Ernesto Barajas causó impacto entre fanáticos y músicos. La agrupación Enigma Norteño no emitió declaraciones inmediatas, pero sus redes sociales se llenaron de mensajes de seguidores que lamentaban la pérdida.
Colegas del gremio regional recordaron a Barajas como un joven apasionado, entregado a los escenarios, pero también como alguien que enfrentó la presión de interpretar corridos en un país donde esas letras pueden convertirse en sentencia de muerte.
Una muerte más en la lista
El asesinato de Barajas ocurre en un año particularmente violento para el regional mexicano. Apenas en mayo, cinco integrantes de Grupo Fugitivo fueron asesinados en Reynosa, Tamaulipas. En junio, Isaac Luna, vocalista de la Banda La Constructiva, fue ejecutado en Irapuato. Y un día después, Julio Eusebio Labra, de Los Conquistadores de la Sierra, cayó abatido en un concierto en Morelos.
La secuencia es brutal: en seis meses, nueve músicos del regional mexicano han sido ejecutados en escenarios, casas o carreteras. Barajas fue el más reciente.
Una vida marcada por la música y las amenazas
En 2023, cuando apareció su nombre en una narcomanta en Baja California, se le prohibía presentarse en determinadas zonas. La advertencia lo obligó a cancelar conciertos. Desde entonces, la sombra de las amenazas lo acompañaba.
Mudarse a Guadalajara no lo salvó. En esa ciudad, donde residía en los últimos meses, lo alcanzaron las balas el 19 de agosto.
El silencio de siempre
Como en tantos otros casos, las investigaciones oficiales avanzan lentas. La Fiscalía de Jalisco abrió una carpeta, pero no hay detenidos ni líneas firmes sobre los responsables. La hipótesis de que su música pudo haber influido en el ataque está presente, aunque sin confirmación oficial.
Mientras tanto, en el Panteón Jardín, lo que queda es la imagen de un féretro rodeado de flores y de una multitud vestida de negro cantando entre lágrimas: “Te vas, ángel mío…”.