La Ciudad de México vivió este 23 de noviembre una nueva jornada de movilización en apoyo a la reducción de la jornada laboral a 40 horas semanales, una reforma que continúa en discusión y que ha generado posturas encontradas entre trabajadores, sindicatos y el sector empresarial.
En entrevista, el abogado laboralista Enrique Guerrero advirtió que, si bien la medida no solucionará de fondo las desigualdades y carencias que enfrenta la clase trabajadora en México, sí representa un paso necesario para dignificar el trabajo “las 40 horas no van a resolver los problemas de la clase trabajadora del país, pero ayudarán”, sostuvo el especialista, al subrayar que el país, arrastra décadas de rezago en derechos laborales efectivos.
La marcha avanzó desde el Monumento a la Revolución hacia el Zócalo capitalino donde organizaciones sociales, colectivos de trabajadores y familias completas exigieron que la reforma se apruebe sin diluirse. Para muchos de los asistentes, reducir la jornada significaría un mayor equilibrio entre la vida personal y laboral, así como un mensaje claro de que el Estado reconoce la necesidad de actualizar las condiciones de empleo.
De acuerdo a lo publicado manifestantes denunciaron que millones de empleados enfrentan salarios bajos, sobrecarga de trabajo y horarios extendidos que no se compensan. En ese contexto, la reducción a 40 horas es vista como una medida mínima indispensable, aunque no la solución integral.
Enrique Guerrero coincidió en que el país necesita un plan mucho más amplio que incluya inspecciones laborales reales, mejores salarios y condiciones seguras. Sin embargo, recalcó que disminuir la jornada es una señal de avance que, aplicada correctamente, podría abrir la puerta a futuros cambios estructurales.
La aprobación de la reforma sigue en manos del Congreso, mientras la movilización anticipa que el debate continuará tomando fuerza en las calles y en el ambiente político.