
Bajo la fachada de una bodega recicladora en Tequisquiapan, Querétaro, fue asegurada y desmantelada una nueva mini refinería clandestina.
El operativo se montó tras una denuncia ciudadana. Elementos de la Fiscalía General de la República, la Guardia Nacional y el Ejército se trasladaron al predio y confirmaron que en su interior operaba un complejo artesanal con calderas, bombas despachadoras, ductos y tanques. En total se decomisaron 300 mil litros de combustible robado.
La instalación, camuflada entre materiales de reciclaje, funcionaba con un patrón ya conocido: sistemas rudimentarios que permiten refinar el producto extraído ilegalmente de los ductos de Pemex.
No hubo detenidos. El sitio quedó bajo resguardo ministerial y la investigación en manos de la FGR.
Un molde repetido
Esta refinería no es un caso aislado. La descubierta en Querétaro es similar a las halladas el 18 de junio en Coatzacoalcos, Veracruz, y el 16 de mayo en Tabasco. En todas, el molde es el mismo: equipo artesanal, calderas improvisadas, tanques y bombas operando clandestinamente para procesar el combustible robado.
El hallazgo confirma lo que las autoridades han comenzado a documentar en los últimos meses: la existencia de redes criminales que no solo ordeñan ductos, sino que han escalado sus operaciones hasta montar refinerías clandestinas para transformar el producto y reinsertarlo al mercado negro de combustibles.
Un riesgo creciente
La Fiscalía mantiene abierta la indagatoria para ubicar a los responsables. La ausencia de detenidos en los tres operativos recientes evidencia la movilidad de los grupos dedicados al huachicol, capaces de instalar infraestructura de gran capacidad sin ser detectados durante meses.
La magnitud de lo asegurado en Tequisquiapan —300 mil litros listos para distribución— refleja que la extracción y refinación clandestina ya no es un fenómeno aislado en ductos perforados, sino un eslabón de una cadena criminal que va desde la ordeña, la producción artesanal y la venta final en distintos puntos del país.
Una amenaza en expansión
Querétaro se suma así a la lista de entidades donde el huachicol ha dejado de ser una operación subterránea para convertirse en instalaciones completas, montadas en bodegas y escondidas en comunidades con un grado de sofisticación creciente.
El golpe dado en Tequisquiapan abre nuevas líneas de investigación. La FGR deberá determinar si detrás de estas refinerías existe coordinación entre células del crimen organizado que dominan corredores en Veracruz, Tabasco y ahora el Bajío.
La mini refinería de Tequisquiapan confirma que el huachicol ya no se limita a perforar ductos: ahora también se refina en la sombra.