
Enrique Bunbury no aguantó más. En plena interpretación de ‘El jinete’ de José Alfredo Jiménez, con la voz rasgada y la guitarra marcada en los bises, el exlíder de Héroes del Silencio detuvo en seco el concierto y se dirigió al público con el ceño fruncido, la respiración entrecortada y las luces del Coliseo General Rumiñahui aún apuntando hacia su figura.
“Ustedes perdonarán, pero este caballero lleva todo el puto concierto con la puta cámara grabando todo el puto concierto… Yo entiendo de verdad la locura a la que hemos llegado con los teléfonos, pero si estás aquí en primera fila, seguro que hay muchísima gente a la que le gustaría estar ahí disfrutando, conectando, participando, cantando las canciones y utilizando las manos para algo más que un puto apéndice tecnológico”, lanzó con dureza.
Bunbury, quien regresó de su retiro para la gira ‘El Huracán Ambulante’, perdió la concentración en ese instante. Lo reconoció frente a todos. Sin gritar, con voz firme, añadió: “Ustedes dejan de participar por el hecho de tener un teléfono, ustedes incomodan y hacen que el concierto sea peor. De verdad siento que hayamos tenido que parar la canción, pero tenemos que estar concentrados. A mí me ha quitado totalmente la concentración”.
La escena, captada por otros asistentes, se viralizó de inmediato en redes sociales, encendiendo el debate sobre si el público debería dejar de grabar conciertos y disfrutar la música sin una pantalla de por medio.
No era la primera advertencia
Antes de arrancar su gira en mayo, Bunbury ya había advertido a sus seguidores sobre el uso de celulares: “Van a ser 15 conciertos, solo, pero los vamos a vivir como la gran ceremonia que la música en vivo debe ser. Una petición, un ruego, si hace falta se lo pedimos de rodillas: limiten al mínimo el uso de los celulares y vivan la experiencia, no se arrepentirán”.
Pero en la realidad de los conciertos, con boletos caros y horas de fila para alcanzar las primeras filas, el ritual de alzar el móvil al iniciar el show sigue imponiéndose. Es una escena que se repite en estadios de todo el mundo: miles de pantallas verticales grabando cada paso del artista mientras la música en vivo se transforma en videos guardados entre otros tantos en la memoria del teléfono.
El 7 de junio, durante su presentación en Querétaro, Bunbury tomó cartas en el asunto y le quitó el celular de las manos a dos asistentes de la primera fila tras haberles advertido sobre el uso de celulares. Les devolvió los teléfonos al poco tiempo, pero marcó su postura: no permitiría que su conexión con el público se rompiera por las pantallas.
Entre aplausos, chiflidos y un debate encendido
El momento en Quito dividió a los asistentes. Algunos aplaudieron la postura del artista; otros mostraron su molestia con chiflidos y gritos, generando un debate que se trasladó a redes sociales, donde miles comentaron si era correcto que el artista interrumpiera el concierto o si cada quien tiene derecho a disfrutarlo como le plazca.
“Yo entiendo, de verdad entiendo la locura a la que hemos llegado, pero si estás en primera fila, seguro que hay mucha gente a la que le gustaría estar ahí disfrutando, conectando y participando en el concierto”, reiteró Bunbury, insistiendo en su llamado a disfrutar el momento sin la mediación de las pantallas.
Entre quienes lo respaldan, se argumenta que los conciertos deberían vivirse como espacios de comunión con el artista y con la música, mientras que otros insisten en que cada persona paga su boleto y puede decidir si grabar o no.
“El Huracán Ambulante” sigue su camino
La gira ‘El Huracán Ambulante’ de Enrique Bunbury tiene 14 paradas confirmadas en nueve países de América Latina, España y Estados Unidos. Tras su paso por Quito, Bunbury se presentará este sábado 5 de julio en Medellín, Colombia, concluyendo su paso por Sudamérica.
Luego, llevará su música a Chicago el 9 de julio y Anaheim el 12 de julio, antes de una pausa de un mes. El tramo final de la gira se completará en España: Madrid (13 de septiembre), Barcelona (18 de septiembre) y Zaragoza (20 de septiembre de 2025), cerrando con tres noches que prometen ser ceremonias musicales sin pantallas, si el público decide escucharlo.
Un artista que no se resigna a cantar frente a pantallas
Bunbury no es nuevo en su batalla contra el uso excesivo del celular en conciertos. Desde antes de su retiro, había expresado su inconformidad con esta práctica que, a su parecer, “rompe la conexión” que se genera en un escenario.
Regresar a los escenarios para él significaba también recuperar esa comunión con su público: las miradas, las manos en alto, las voces coreando sus canciones sin filtros, sin la luz azul de las pantallas cubriendo los rostros de sus seguidores.
Su detención en Quito no fue un arrebato aislado, sino la continuación de un llamado que lleva años haciendo y que, en cada concierto, parece convertirse en una nueva batalla.
Un momento que invita a la reflexión
El video del momento en que Enrique Bunbury detiene el concierto en Quito y reprende al asistente ha circulado ampliamente en redes, generando reflexión entre músicos y público: ¿estamos pagando por estar presentes o por grabar lo que no volveremos a ver más tarde? ¿Cuánto estamos dispuestos a perdernos de la experiencia en vivo por obtener un video más en nuestros dispositivos?
Bunbury, con su tono firme y sus palabras directas, ha dejado en claro cuál es su postura: “Una canción requiere concentración. Un concierto es una ceremonia. La música se vive, no se graba”.
Mientras tanto, el ‘Huracán Ambulante’ sigue recorriendo ciudades y escenarios. Y aunque cada noche sea distinta, el mensaje se repite: “Apaguen el celular y enciendan el momento”.