
La tarde de este domingo en París… el escenario de la Semana de la Moda se encendió con luces, cámaras y un público que esperaba a las grandes figuras de la industria. Entre modelos internacionales, la presencia inesperada de Belinda rompió la pasarela… la cantante mexicana se convirtió en uno de los rostros principales del desfile organizado por L’Oréal.
Avanzó con un vestido metálico, corto, de falda en corte A. El diseño, firmado por la creadora Annie Ibiza, destacaba por sus aplicaciones brillantes, hombreras anchas y un ajuste milimétrico en la cintura. A cada paso, la tela reflejaba la luz de los reflectores como una armadura plateada.
El calzado, sencillo pero calculado: zapatillas tipo pumps en color nude, tacón de aguja. El detalle estaba en las manos: uñas cortas, cubiertas de un blanco lechoso que contrastaba con el brillo del vestido. Nada fuera de lugar. Todo pensado para proyectar poder.
Detrás de la escenografía había un mensaje. Belinda declaró que representaba “con orgullo a México y a todas las mujeres”. La frase no fue casual… era una respuesta a quienes la han colocado en la narrativa del escándalo y no en la del reconocimiento artístico.
El público reaccionó de inmediato. Gritos en español se colaron entre los asistentes franceses. El nombre de Belinda resonó en un espacio dominado por marcas globales, en un evento donde pocas latinas ocupan los reflectores centrales.
El contexto del desfile
En la pasarela no hubo casualidad. Su aparición estaba calculada desde semanas atrás y los organizadores la colocaron al frente del desfile. Entre figuras internacionales, Belinda fue presentada como rostro central… un movimiento que buscaba provocar impacto inmediato en la audiencia y en la prensa.
Annie Ibiza, la diseñadora del vestido, se convirtió en cómplice perfecta. Sus creaciones suelen recurrir al brillo metálico como emblema de fuerza femenina. Y en París, ese discurso visual se reforzó con la figura de la cantante mexicana, que no es ajena a la polémica ni a los escenarios internacionales.
El desfile reunió a modelos consagradas y actrices de diferentes países. Sin embargo, el paso de Belinda atrajo la mayoría de las cámaras. Su nombre figuró de inmediato en tendencias digitales en México y España, desplazando la conversación hacia lo que usó, cómo lo usó y lo que significa que una cantante pop se meta de lleno a la moda de élite.
Una carrera marcada por lo mediático
Belinda no es una recién llegada a este tipo de escenarios. Su carrera está atravesada por momentos mediáticos de alto impacto: desde la música hasta la televisión, pasando por su vida personal. París no fue una excepción… fue una confirmación de que su nombre se sostiene con fuerza más allá del mercado musical.
Lo que comenzó como una presentación de moda terminó convertido en una conversación continental. Las imágenes circularon en medios de entretenimiento, en portales de noticias generales y en columnas de opinión. El efecto fue inmediato: el desfile de L’Oréal quedó ligado a Belinda, aunque en la pasarela compartió espacio con decenas de modelos y figuras internacionales.
Un cierre con mensaje
El recorrido terminó como comenzó: con los reflectores sobre ella. Belinda se retiró de la pasarela con la misma seguridad con la que entró. Sin tropezar, sin titubear. La ovación fue clara.
Lo que para otros fue solo una aparición en la Semana de la Moda, para Belinda representó un escaparate político-cultural: México presente en París, una cantante pop convertida en imagen global de belleza, y un discurso que va más allá de la música.
La pasarela se cerró, pero la imagen quedó grabada: un vestido plateado, una mirada fija y un nombre que volvió a romper fronteras.