
“Es vital y urgente que brindemos asistencia alimentaria a la creciente cantidad de personas vulnerables en la región, así como a aquellos que dependen del trabajo informal. Todavía tenemos tiempo para evitar que la pandemia de Covid-19 se convierta en una pandemia de hambre”, informó Miguel Barreto, director regional del Programa para América Latina y el Caribe.
Se estima que cerca de 10 millones de personas más podrían caer en la pobreza y el hambre en 11 países de la región, incluyendo los estados en desarrollo del Caribe.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, en el 2019 más de tres millones 400 mil personas enfrentaban una grave inseguridad alimentaria, ya que no pueden satisfacer sus necesidades básicas.
La comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) pronosticó que habrá una contracción regional en promedio de –5.3 por ciento en ese año. La reducción en la actividad económica causada por el Covid-19 pueden agravar las condiciones en la que millones de personas vulnerables se encuentran, la cual a causa de la enorme desigualdad social que hay en la región ya era de por sí precaria.
La CEPAL y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estiman que las pérdidas de empleo de la clase trabajadora pobre y la pérdida de ingresos en las remesas del exterior también son negativas, especialmente como Bolivia, Colombia, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Perú, Nicaragua, República Dominicana y pequeños estados en el Caribe.