
De acuerdo con el estudio, la mayoría de las víctimas tenían empleos esenciales, sin posibilidad quedarse en casa, ya que eran obreros, choferes o vendedores ambulantes.
Asimismo, destaca que el 92 por cientos de los decesos se registraron en una institución pública, la mayoría de las personas pertenecían a un sector con bajo nivel de escolaridad.
El documento detalla que la pobreza y el acceso a la atención médicas son factores que influyen en el riesgo de enfermar y morir a causa del virus.
“La pandemia del SARS-CoV-2 se trata, sin lugar a duda, de uno de los desafíos más serios que ha enfrentado la humanidad en tiempos recientes y nuestro país no es la excepción”, puntualizó.
La mitad de las muertes se produjeron en personas con un nivel educativo máximo de primaria, el estudio subraya que la baja escolaridad en México está relacionada a las condiciones precarias de vida y salud.
“Del total de contagios, unos 2,144,588, únicamente el 25% recibió atención hospitalaria. A nivel nacional, solo una de cada cinco personas fallecidas por COVID-19 fue atendida en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). El contraste más significativo es el del IMSS, que únicamente proporcionó terapia intensiva al 4% de las personas fallecidas que atendió. En relación con la intubación, procedimiento que debería de aplicarse a la mayoría de los casos graves, solo han sido intubadas al 29% de las personas fallecidas. De nuevo el máximo contraste se observa en el IMSS, en cuyas unidades médicas solamente se intubó al 20% de las personas fallecidas. Esto es extremadamente relevante, porque el IMSS atiende a una de cada tres personas con COVID-19″, se menciona en el estudio.