
Ante esto, un nuevo estudio demostró que la célula T asesina (células T CD8+), la cual ayuda a la respuesta inmune, no se vio mayormente afectada ante las variantes, aunque estas no se encuentran en la primera línea de defensa contra infecciones, son de gran ayuda para prevenir que el virus se convierta en una enfermedad grave.
Científicos de Institutos Nacionales de Salud y de la Universidad Johns Hopkins analizaron muestras de sangre de 30 personas que se recuperaron del virus antes de que se descubrieran las nuevas variantes.
En el estudio publicado en ‘Open Forum Infectious Diseases’, revista de la Universidad de Oxford, los investigadores encontraron que las células T asesinas permanecían intactas en gran parte, por lo que podían reconocer todas las mutaciones en las variantes que fueron estudiadas.
De acuerdo con ‘Milenio’, con anterioridad se había demostrado que las mutaciones que llevan estructuras que tachonan su superficie permitiendo que se invadan las células, hacía que las variantes fueran menos reconocibles para los anticuerpos neutralizantes, los cuales son fabricados para adaptarse a un antígeno o estructura de un patógeno.
Esto provocó que se realizara una investigación sobre el impacto que las vacunas desarrolladas para tratar el Covid-19 tendrían sobre estos hallazgos.
Sin embargo, aunque los investigadores detallan que se necesitan estudios más grandes para poder confirmar los resultados, se señaló que las células T asesinas resultan ser menos susceptibles a las mutaciones del Coronavirus a comparación de los anticuerpos neutralizantes.
Aunque los anticuerpos siguen siendo de vital importancia para prevenir la infección, la respuesta de las células T asesinas se activa más tarde ayudando a eliminar la enfermedad, esto podría explicar el motivo por el cual las vacunas resultan ser capaces de prevenir enfermedades graves, sin embargo, su eficacia para lograr detener las infecciones por las variantes parece reducirse.
Con información de: Milenio