En las ciudades como San Francisco, Phoenix y Las Vegas, los robotaxis han comenzado a ser una presencia habitual en las calles, circulando aparentemente sin intervención humana. Estos vehículos, que en algunos casos ni siquiera tienen volante, se presentan como la punta de lanza de la tecnología de conducción autónoma. Sin embargo, lo que muchos desconocen es que estos autos no son completamente autónomos, ya que en ciertas situaciones, necesitan de la ayuda de operadores humanos a distancia.
Uno de los casos más destacados es el de Zoox, una empresa de vehículos autónomos propiedad de Amazon. Aunque sus autos navegan por las calles sin un conductor a bordo, cuando enfrentan una situación difícil o desconocida, como una zona de construcción o un accidente inesperado, reciben la asistencia de técnicos humanos que los monitorean desde un centro de control ubicado en Foster City, California. A través de pantallas y controles, estos técnicos pueden guiar al vehículo por rutas alternativas o resolver problemas que la inteligencia artificial del coche no logra solucionar por sí misma.
Este modelo de "asistencia remota" ha sido un recurso común entre las empresas de vehículos autónomos como Zoox, Waymo y Cruise, pero durante años, estas compañías fueron reticentes a admitirlo públicamente. La percepción de que los vehículos podían operar de manera completamente independiente era fundamental para atraer la atención y las inversiones multimillonarias de los capitales de riesgo. El mito de la autonomía total fue clave para promover la tecnología y justificar el gasto masivo en su desarrollo.
Gary Marcus, profesor emérito de la Universidad de Nueva York y experto en inteligencia artificial, ha señalado que esta situación es como “el Mago de Oz”, donde la ilusión es más importante que la realidad. Y es que, aunque estos vehículos son técnicamente avanzados, todavía dependen en gran medida de la intervención humana para resolver situaciones complejas o imprevistas. Los técnicos no controlan el auto de forma manual, pero sí lo guían en situaciones difíciles mediante un ratón y una pantalla, trazando rutas alternativas o proporcionando otras soluciones que el sistema autónomo no puede resolver por sí solo.
A medida que las empresas como Zoox y Cruise han comenzado a eliminar a los conductores de seguridad de sus vehículos, la atención sobre sus operaciones ha aumentado. En algunos casos, tras incidentes de alto perfil, las empresas han tenido que reconocer que sus autos requieren de esta asistencia humana más a menudo de lo que inicialmente admitieron. Por ejemplo, en San Francisco, donde Cruise opera una flota de robotaxis, un incidente que involucró a uno de sus autos y a una peatona obligó a la compañía a suspender temporalmente sus operaciones. Según fuentes cercanas a la empresa, se necesitaban al menos 1.5 técnicos por vehículo para monitorear y asistir a los autos.
Este nivel de intervención humana ha planteado serias dudas sobre la viabilidad económica de los robotaxis. Si bien la eliminación de los conductores parecía una solución para reducir costos, la realidad es que las empresas ahora tienen que pagar a técnicos para monitorear y asistir a los vehículos, lo que en algunos casos podría ser más costoso que emplear a un conductor tradicional.
Además, el desarrollo de estos vehículos plantea un dilema técnico. Si bien los autos autónomos son capaces de manejar situaciones rutinarias, como giros o cambios de carril, tienen dificultades para enfrentar circunstancias inesperadas, como peatones que cruzan de manera imprudente o cambios repentinos en el tráfico. En esos momentos, la intervención humana sigue siendo esencial.
Zoox ha desarrollado una nueva generación de vehículos autónomos que no se parecen en nada a los autos tradicionales. Estos robotaxis no tienen volante, pedal de acelerador ni asiento para el conductor, y están diseñados exclusivamente para el transporte de pasajeros. Dentro del vehículo, los pasajeros interactúan con una pantalla táctil para controlar funciones básicas como la apertura de puertas o el aire acondicionado, pero no hay ninguna interfaz para conducir el coche.
Aunque Zoox planea lanzar su servicio de robotaxis al público en un futuro cercano, este dependerá de la misma asistencia remota que ha caracterizado sus operaciones hasta ahora. Los técnicos de la empresa, ubicados en el centro de control en Foster City, seguirán monitoreando los vehículos y brindando asistencia cuando sea necesario.
A pesar de los avances en la tecnología, los vehículos autónomos aún no han alcanzado la independencia completa que prometían. Aunque son capaces de realizar muchas tareas por sí mismos, todavía necesitan de la intervención humana para resolver situaciones imprevistas, lo que plantea interrogantes sobre el futuro de esta industria y su capacidad para reemplazar a los conductores humanos por completo.
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— Zoox (@zoox) September 6, 2024