Un grupo internacional de científicos identificó un nuevo tipo de rugido en el León africano, un hallazgo que podría cambiar la forma en que se monitorea y protege a esta especie cuya población, según estimaciones, oscila entre 20 y 25 mil ejemplares en libertad.
El descubrimiento fue realizado por investigadores de la Universidad de Exeter en colaboración con expertos de Oxford, Tanzania y Alemania, quienes utilizaron inteligencia artificial para analizar miles de horas de audio captados en zonas de vida silvestre.
El estudio se basa en más de 3 mil grabaciones obtenidas mediante 50 dispositivos instalados en el Parque Nacional Nyerere, en Tanzania además de micrófonos colocados en collares de monitoreo de leones de Zimbabue. En ese material, los especialistas identificaron un patrón vocal hasta ahora no descrito: un “ruido intermedio”, más corto, más plano en su forma sonora y de menor frecuencia que el rugido típico. Este sonido aparece justo después del rugido convencional y, aunque más discreto, podría contener información clave sobre la identidad y el estado del animal.
De acuerdo con los investigadores los rugidos permiten conocer características como tamaño, edad, sexo, y hasta el nivel de estrés del león. poder identificarlos de forma automática significaría contar con un método no invasivo para estimar poblaciones, sustituir o complementar técnicas como cámaras trampa y rastreo terrestre, y estudiar a los animales incluso en terrenos de difícil acceso.
Los algoritmos utilizados modelos ocultos de Markow y sistemas de clasificación como k-means- alcanzaron precisiones superiores al 95%, lo que reduce errores humanos y abre la puerta a un monitoreo acústico más confiable. Para Jonathan Growcott, autor principal del estudio, esta es una prueba de cómo la tecnología puede revelar aspectos antes invisibles de la comunicación animal y convertirse en una herramienta decisiva para la conservación.
El descubrimiento del “rugido intermedio” no sólo aporta conocimientos científicos, sino que llega en un momento crítico para los grandes felinos africanos, cuyo hábitat se encuentra cada vez más fragmentado. Entender mejor cómo se comunican puede ser indispensable para garantizar su supervivencia.