
"Son cinco años sin verdad ni justicia, no hay respuestas", resumió María Elena, madre de uno de los 43 normalistas de Ayotzinapa que desapareció hace cinco años en Iguala, Guerrero.
En el marco del mitin-marcha que inició en el Ángel de la Independencia y concluyó con la caída de la noche en la principal plaza pública del país, María Elena exigió al gobierno de Andrés Manuel López Obrador llamar a declarar a militares.
Con la voz quebrada, pero firme, agregó: "nos quitaron tanto que hasta el miedo se llevaron con ellos".
A su vez, Mario César González, padre de otro normalista desaparecido, pidió al Gobierno Federal llamar a declarar a funcionarios y exfuncionarios federales y de Guerrero que estuvieron involucrados en las investigaciones y actuaron negligentemente, lo que ha provocado impunidad y la liberación de muchos de los responsables de la desaparición.
"Tenemos empeñada la palabra del señor presidente, pero no bastan las palabras ni los discursos sino cumplir", dijo desde el templete a un auditorio variopinto conformado lo mismo por estudiantes de varias universidades de la capital, de Guerrero, de normales rurales, así como de sindicatos y organizaciones sociales.
Exigió al gobierno de López Obrador ser más duro con las dependencias y secretarías que no quieren dar información sobre las investigaciones y la verdad de lo ocurrido en la noche de Iguala. "Tenemos nombres y apellidos para que los detengan".
Enfático, dijo que han transcurrido mil 800 días desde la desaparición de los 43 normalistas y el asesinato de otros tres jóvenes en Iguala.
"El camino que hemos recorrido ha sido mucho, pero la esperanza de volverlos a ver es más. Pensamos que sólo es una pesadilla de la que ya queremos despertar", subrayó González.
En el mitin, en el que no hubo actos vandálicos, los padres de los normalistas, en voz de su abogado Vidulfo Rosales, se deslindaron de los actos violentos que cometieron encapuchados en comercios y hoteles de Reforma y Avenida Juárez.
También de las agresiones a un periodista y camarógrafo, y a la camioneta de una televisora, diversas pintas a comercios, así como algunas más a la cantera de Palacio Nacional.
La noche en el Zócalo también marcó la partida de una veintena de autobuses ocupados por los padres y familiares de normalistas, estudiantes de normales rurales y organizaciones sociales de Guerrero, que partieron rumbo a Iguala, donde este viernes 28 de septiembre depositarán ofrendas florales en los sitios donde encontraron los cuerpos de tres estudiantes asesinados hace cinco años.