Mon Laferte: “El arte tiene que sacudir, no ser decorativo”
Por Deborah29 agosto 2025
El estudio estaba en silencio cuando Adela Micha lanzó la frase: “Eres una provocadora profesional”. Mon Laferte sonrió apenas, bajó un poco la mirada y no lo negó. Lo tomó como una definición justa, casi como un espejo que la enfrentaba a lo que siempre ha sido. “El arte tiene que sacudir, moverle el piso a la gente. No quiero ser decorativa”, respondió con la naturalidad de quien lleva años desafiando a un público que la ama y la cuestiona a partes iguales. No hubo arrogancia en sus palabras. Solo la certeza de una mujer que, desde que tomó una guitarra en la adolescencia, decidió que su obra no sería nunca un adorno. La provocación como parte de sí Mon habló de la provocación no como un truco, sino como un impulso inevitable. “No planeo provocar. Es algo que sale natural en mí”, confesó. Contó que, más de una vez, alguien de su equipo le ha advertido: “si haces esto, puede incomodar”. Y ella ha contestado sin titubeos: “No importa, lo voy a hacer”. Para la cantante, incomodar no significa ofender: es abrir ventanas, sacudir lo establecido, poner al espectador en movimiento. “Si el arte no te provoca nada, se convierte en decorativo. Y yo no quiero ser decorativa”, insistió. Aprender a convivir con la crítica Provocar tiene un costo. Durante años, las críticas le pesaron demasiado. Cada comentario negativo en redes sociales la hacía sentir que su carrera podía terminar en cualquier momento. Con el tiempo, la mirada cambió. Hoy admite que algunas críticas incluso la hacen reír. “Antes me ponía mal y pensaba que se acababa mi carrera. Ahora algunas críticas hasta me hacen reír”, reconoció. Asimismo, la chilena confesó que todos los altibajos aprendió a utilizarlos en su favor para sobrellevar los malos ratos sin perder autenticidad. La incomodidad, entiende ahora, también es parte de su crecimiento Una identidad forjada en contradicciones En la conversación con Adela Micha, Mon dejó entrever esa dualidad que la ha marcado: la fragilidad de quien ha pasado por la depresión más oscura, y la fuerza de quien transforma esa melancolía en canciones capaces de estremecer a miles.
Adela la llamó provocadora, y ella lo abrazó. En esa palabra caben sus discos, sus cuadros, sus escándalos y sus silencios. Porque provocar, para Mon Laferte, no es buscar pleito ni encender polémicas: es conectar desde un lugar incómodo, honesto y humano.