México sostiene un título especialmente doloroso: primer lugar en maltrato animal en Latinoamérica y tercer lugar a nivel mundial. Una posición que refleja una crisis ética y social que no puede seguir ignorándose.
En el país, los animales comenzaron a ser reconocidos como seres sintientes desde 2014, un avance legal que abrió la puerta a nuevas discusiones sobre su protección. Sin embargo, la violencia hacia ellos continúa creciendo. Se considera maltrato cualquier acto que cause sufrimiento físico o emocional: abandono, golpes, falta de alimento, explotación, envenenamiento y omisión de cuidados básicos.
Las formas más comunes de maltrato en México incluyen el abandono en vía pública, la cría clandestina, peleas de perros, negligencia extrema y agresiones directas. Casos mediáticos han evidenciado esta realidad: el perrito “Rodolfo Corazón”, un perrito que fue macheteado por un hombre hasta quedar sin vida en Sinaloa, “Scooby”, perrito arrojado a cazo con aceite en el Estado de México ; o "Pay de Limón" que, cuando era un cachorro, fue mutilado por sicarios del cártel de Los Zetas en Zacatecas, quienes le cortaron las patas delanteras para practicar métodos de tortura. Su caso inspiró la "Ley Pay de Limón", una iniciativa presentada en el Senado mexicano por las organizaciones Animal Heroes y Milagros Caninos, que busca endurecer las penas por maltrato animal deliberado en todo el país.
Historias como estas conmocionaron al país, pero representan apenas una mínima parte de lo que ocurre diariamente.
Pese al panorama, miles de animales también han marcado la historia de México por su impacto positivo en la sociedad. La rescatista Frida, la perrita de la Marina que salvó vidas tras los sismos de 2017. Proteo, rescatista mexicano que falleció ayudando en Turquía, se volvió símbolo de heroísmo. Y Morgan, un perro policía del Edomex que descubrió más de 200 casos de sustancias ilícitas han demostrado la invaluable labor de los animales al servicio humano.
Hoy, la cultura de la denuncia aumenta y, con ella, también los casos reportados. Ciudadanos más informados y sensibles están dando un paso crucial: no callar.
Para quienes
presencien un caso, existen múltiples vías de atención:
• 911, para emergencias
• Brigada de Vigilancia Animal (BVA) en CDMX, que interviene en rescates
• Fiscalías Ambientales de cada estado, donde se pueden abrir carpetas de
investigación.
La participación ciudadana está marcando la diferencia. Cada denuncia suma, cada video prueba, cada voz cuenta. El cambio empieza cuando dejamos la indiferencia sobre el sufrimiento ajeno.