
El soborno sistémico a distintos niveles tiene diversas consecuencias que impactan en el crecimiento económico y desalinean la inversión, aumentando la pobreza y la desigualdad social.
Para la Organización Internacional de Normalización (ISO), el soborno pone en peligro los negocios a diferentes niveles.
Un estudio reciente, publicado por Mexicanos Contra la Corrupción y la impunidad (MCCI), titulado ¿Cambiar para seguir igual? Señala que si bien al gobierno se le ve con más responsabilidad en el tema de sobornos, la ciudadanía percibe que existen otros actores que deben involucrarse para hacer frente a la corrupción en México.
A nivel global, el Banco Mundial estima que se pagan más de $1 billón de dólares (3% del PIB mundial) al año en sobornos. En muchos casos, se tolera como una parte necesaria de “conseguir el negocio/cerrar el trato” o para eludir trámites burocráticos.
Carlos Pérez, director general de NYCE México, considera que: “Ciertos actos de corrupción parecen ser percibidos con mayor normalidad, entre los empresarios mexicanos existe un deseo creciente de mantener alejadas a sus organizaciones de estas situaciones, mediante la implementación de las mejores prácticas internacionales. contra este tipo de actos delictivos”.
Algunos países han reforzado sus leyes contra el soborno, pero la Iniciativa Privada mundial, mediante el ISO 37001, Sistemas de Gestión Antisoborno, son quienes actualmente toman la delantera.
¿Qué es la ISO 37001?
La ISO 37001 es una norma que incluye buenas prácticas contra el soborno de reconocimiento internacional y que podrá ser implementada y certificada a todas las empresas y las organizaciones, sin importar su tipo, tamaño y naturaleza del negocio o actividad.
Se trata de medidas muy concretas, con un liderazgo desde la parte superior de la empresa, y que incluyen la formación, la evaluación de riesgos, la debida diligencia, los controles financieros y comerciales, la presentación de informes, auditoría e investigación”.
Carlos Pérez, director general de NYCE México