Durante los últimos meses se ha registrado un alto índice de estrés, ansiedad o depresión, tanto en los médicos que están en la primera fila del campo de batalla, como en las personas que han tenido que permanecer encerradas durante varios meses en sus casas, ante panoramas inciertos, afectando así la salud mental.
Las medidas de prevención separaron familias y amigos, limitaron la movilidad en espacios públicos, además de cambiar las rutinas diarias, lo que genera que muchos estén propensos a padecer algún trastorno mental.
Por lo anterior, especialistas en psicología han asegurado que la depresión se ha triplicado durante el confinamiento, calificándola como la otra pandemia.“Las medidas de salud pública, como el distanciamiento social, pueden hacer que las personas se sientan aisladas y en soledad y es posible que aumente el estrés y la ansiedad. Sin embargo, estas medidas son necesarias para reducir la propagación del COVID-19”, señala el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades del Gobierno de Estados Unidos
La depresión es una enfermedad clínica, la cual conlleva a un estado de constante tristeza y melancolía, pese a que esta sensación la hemos sentido todos en algún punto de nuestras vidas, para las personas que tienen este trastorno dura semanas, limitando el desarrollo social y las actividades cotidianas.
De acuerdo con cifras de la Secretaria de Salud, cerca de 5 millones de personas en México padecen un trastorno mental, como depresión y ansiedad. Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) menciona que a nivel mundial alrededor de 450 millones de personas sufren trastornos mentales, por lo que estos padecimientos se consideran las principales causas de discapacidad y mala salud.
Asimismo, la OMS destaca que una de cada cuatro personas será afectada por trastornos mentales o neurológicos en algún punto de sus vidas.
“Las personas que pasan tiempo en aislamiento pueden mostrar síntomas de depresión grave y síntomas relacionados con el estrés postraumático hasta 3 años después (Brooks et al, 2020). La separación de los seres queridos, la pérdida de la libertad, la incertidumbre sobre el estado de la enfermedad y el aburrimiento; pueden causar efectos psicológicos adversos, conductas de evitación, de confusión, de frustración y de enojo; incluidos los síntomas de estrés postraumático que podrían escalar hasta el suicidio”, publicó la Secretaria de Salud en un comunicado.