
El grupo de expertos que investiga de manera independiente el caso Ayotzinapa, el GIEI, ha desechado una parte crucial de las pruebas del informe de la comisión presidencial, creada en 2018 para participar en las pesquisas. En agosto, la comisión presentó un documento que señalaba el posible destino de los estudiantes normalistas desaparecidos en 2014, basado parcialmente en 467 capturas de pantalla de intercambios de mensajes entre presuntos integrantes de la red criminal de Iguala. El Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) ha dicho este lunes que “no es posible garantizar la originalidad de los mensajes”.
Como adelantaba este domingo EL PAÍS, el problema de las capturas de pantalla son, en algunos casos, la forma de escritura de los presuntos criminales, distinta a la que muestran otras evidencias, principalmente el seguimiento al grupo criminal Guerreros Unidos y sus secuaces que realizó la DEA en esos años. En otros casos, la versión de WhatsApp de las fotos de los mensajes no coincide con la que existía entonces. En otros más, los metadatos de las capturas no coinciden con las fechas de los mensajes.
En su última comparecencia de prensa conjunta, el GIEI, que apuesta ahora por convertirse en un “mecanismo de seguimiento” integrado por dos de sus cuatro expertos, ha insistido en separar el trabajo de la comisión, del que ha realizado estos años la tercera pata investigativa, la unidad especial para el caso de la Fiscalía General de la República (FGR). El grupo ha insistido en que la unidad no ha usado información del informe de la comisión y que, por tanto, sus detenciones no están en peligro. En el trabajo de la Fiscalía, una de las evidencias más importantes la componen los mensajes intercambiados entre los criminales y autoridades, estos sí verificados, acumulados por la DEA, en su oficina de Chicago en la época.