
Era mediodía del 25 de agosto cuando la cotidianidad en la avenida Benito Juárez, en Villa de Álvarez, Colima, se rompió de golpe. Decenas de personas transitaban por la zona sin advertir que, entre la multitud, caminaba un hombre seguido a distancia por agentes encubiertos. En cuestión de segundos, la calma se quebró.
Uniformados de la Marina, Guardia Nacional, Defensa Nacional, FGR, SSPC y CNI cerraron la zona. Los vehículos oficiales bloquearon la vialidad y los agentes descendieron con rapidez. El sujeto apenas tuvo tiempo de girar la cabeza antes de ser rodeado. Se trataba de José Luis Sánchez Valencia, alias “El Chalamán”.
La escena fue fulminante: lo identificaron, le leyeron sus derechos, lo esposaron y lo subieron a una unidad blindada. La calle, que hasta minutos antes lucía común, quedó marcada por el eco de la captura de un personaje que figuraba en los informes de inteligencia como una de las piezas más cercanas al líder del CJNG.
¿Quién es “El Chalamán”?
El nombre de José Luis Sánchez Valencia no es nuevo en los expedientes de seguridad. Presunto familiar directo de Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho”, su linaje lo coloca en el círculo de confianza del máximo líder del Cártel Jalisco Nueva Generación.
El segundo apellido, Valencia, tiene peso propio. La familia González Valencia, mejor conocida como “Los Cuinis”, ha sido el motor financiero del CJNG durante más de una década. Rosalinda González Valencia, esposa de El Mencho, proviene de ese mismo clan. El arresto de El Chalamán no solo significa la captura de un operador: significa tocar la red de sangre que sostiene al cártel.
En el mundo criminal, su nombre fue incluso llevado a un corrido de Los Originales de San Juan, donde se le describe como originario de una zona vecina a Apatzingán, Michoacán: “Dicen que es contrabandista, pero nada le han encontrado”.
Su historial también muestra que en 2011 ya había caído en manos de las autoridades, en un decomiso que incluyó armas largas, cargadores, celulares y un vehículo. Pese a ello, regresó con fuerza a la organización, reforzado por sus vínculos familiares.
Colima: territorio en disputa
La detención no puede entenderse sin el contexto del estado de Colima, un territorio pequeño pero estratégico. El puerto de Manzanillo es considerado la joya logística del CJNG: ahí llegan contenedores con precursores químicos desde Asia, insumos para fabricar metanfetaminas y fentanilo, drogas que sostienen el poder económico de la organización en Estados Unidos y Europa.
Desde Colima se tejen rutas hacia Jalisco, Michoacán y el Bajío, corredores de transporte que mueven droga, armas y dinero. Esa relevancia ha convertido al estado en escenario de ejecuciones, desapariciones y balaceras que lo han colocado entre los más violentos del país.
El papel de El Chalamán estaba ligado, según reportes de inteligencia, a la protección de esas rutas y al resguardo de las operaciones en la región. De ahí la insistencia de Estados Unidos en su captura, bajo cargos de narcotráfico y conspiración para distribuir drogas en su territorio.
Operativo y cooperación con EE. UU.
La captura ocurrió tras meses de coordinación entre agencias mexicanas y estadounidenses y es que gracias a informes compartidos, se logró ubicar la zona de movilidad de Sánchez Valencia. Una vez confirmado su patrón de desplazamiento en Colima y Villa de Álvarez, se montó un cerco discreto que culminó en la tarde del lunes.
Tras ser asegurado, fue trasladado bajo resguardo a instalaciones federales. Desde ahí se iniciará el proceso judicial para concretar su extradición a Estados Unidos, donde enfrenta acusaciones formales.
En un mensaje conjunto, el Gabinete de Seguridad declaró:
“Con estas acciones, las instituciones refrendan su compromiso de trabajar de manera coordinada para construir la paz y detener a personas generadoras de violencia”.
Un golpe a la estructura del CJNG
La detención de El Chalamán representa un golpe simbólico y estratégico. Aunque su arresto no desmantela a la organización, sí ataca la cadena de mando familiar que sostiene al CJNG. Para Washington, es un paso clave en su estrategia contra el tráfico de fentanilo. Para México, un mensaje de cooperación y presión sobre el círculo cercano de El Mencho, aún prófugo.
En Colima, la escena fue más inmediata: vecinos presenciaron cómo un hombre que parecía cualquiera fue sometido en cuestión de segundos por un despliegue federal. Un recordatorio brutal de que, en las calles de esa ciudad, la violencia del narcotráfico convive a diario con la vida común.