
Asimismo, el aumento de población ha ocasionado un desequilibrio en el ecosistema pues los caracoles llamados caracoles chivitas comenzaron a pudrirse frente a las propiedades; anteriormente los residentes del lugar podían aprovechar las riquesas que les brindaba la naturaleza sin restricción alguna, pues la mayoría de ellos eran artesanos dedicados a la vendimia de cerveza de miel, tallas de madera y algunos bordados.
Actualmente, la decadencia presentada en Bacalar ha alarmado a los habitantes del lugar, pues, pese a darlo a conocer turísticamente como un recinto atractivo; la expansión de diversos proyectos en Playa del Carmen, Cozumel y Tulum ha impulsado la contraparte de cuestionarse la posibilidad de construir una economía turística sobre una atracción ecológica sin destrucción.
En 2008 Luisa Falcón, ecologista microbiana de la Universidad Nacional Autónoma de México, realizó una petición al gobierno de México para impulsar a Bacalar como área natural protegida. No obstante, jamás se tuvo respuesta por parte del gobierno. Tiempo después se buscó la realización de otra petición por medio de la UNESCO, pero la solicitud desapareció, pues sucedió lo siguiente:
Dijeron que sí, pero nunca salió de la oficina”, dijo Falcón.
Pese a lo ya antes mencionado, se comenzaron a aplicar lineamientos para la sustentabilidad del lugar y evitar su declive, pero la reglas aplicadas fueron pasadas por alto, debido a que la gente continuaba huntándose protector solar, utilizaban la arena como exfoliante y basura.
Nadie quiere ir a una laguna de color marrón verdoso”, recordó Falcón
Tras la alteración inminente del ecosistema de Bacalar, se han registrado la destrucción del 82% de los arrecifes de coral en al menos cuatro décadas, ya que la construcción de caminos, hoteles y restaurantes han sido de los principales factores para su desaparición. Se afirma que aunque se busque la recuperación , el agua de la laguna nunca podrá recuperar su intensidad pasada. Durante los últimos tres años el alga espesa llamada sargazo, se ha presentado en playas de Mahahual, Playa del Carmen, Tulum y Cancún marcando la temporada en que llega a cubrir las costas con un color amarillo verdoso y que en el pasado implicó una preocupación importante para el turismo y la economía, el cual, evidentemente sigue siendo la mayor preocupación para gobierno.