A lo largo de las últimas semanas, se ha venido desplomando la credibilidad de Arturo Zaldívar, el Exministro Presidente de la Suprema Corte de Justicia, quien ya cuenta con varias denuncias en su contra por presionar de manera ilegal para que jueces y magistrados resolvieran los casos en el sentido que él ordenaba.
Está acusado de haberse “arrodillado” ante los intereses del presidente Andrés Manuel López Obrador y de haber destruido así la autonomía del Poder Judicial, es decir, la separación de poderes, uno de los pilares del Estado Mexicano.
Día a día, sus argumentos, que más bien parecen pretextos, se han derrumbado por su propio peso, así como por las evidencias y los testimonios que han venido saliendo a la luz.
Yo no sé si Zaldívar sea culpable o no, pero me queda claro que las explicaciones que ha dado hasta ahora, son insuficientes…
Y también me queda claro que éste es un caso al que hay que prestarle muchísima atención, porque Claudia Sheinbaum, candidata presidencial de la “4T”, con muchísimas posibilidades de llegar a Palacio Nacional, no sólo sumó a Arturo Zaldívar a su equipo, sino que le encargó el proyecto de Reforma al Poder Judicial que planea llevar a cabo si gana las elecciones…
Las primeras sospechas surgieron cuando se vio que Zaldívar votaba consistentemente a favor de los intereses de la “Cuarta Transformación” en los casos que llegaban a sus manos. Después, acudiendo a Palacio Nacional sin explicación alguna y finalmente ignorando la ley, renunciando a la Suprema Corte sin justificaciones y sumarse de inmediato a la campaña de Sheinbaum... Por si fuera poco, el mismo presidente López Obrador tuvo la imprudencia de declarar que, cuando Zaldívar presidía la Corte, Palacio Nacional “intervenía respetuosamente” en el Poder Judicial, lo cual es una manera muy delicada de decir que se quebrantaba el orden constitucional.
En ese momento, el prestigio de Zaldívar ya estaba bastante golpeado, pero fue hasta el 9 de abril cuando la Suprema Corte le dio entrada a una denuncia anónima donde se afirmaba que Zaldívar presionó, intimidó, extorsionó, premió y acosó a jueces y magistrados para frenar resoluciones que afectarán al Gobierno Federal…
Arturo Zaldívar respondió diciendo que se trataba de una venganza política y electoral orquestada por la ahora ministra presidenta de la Corte, Norma Piña, contra la cual dijo, “presentaría una denuncia por juicio político”. También trató de desestimar los señalamientos en su contra calificándolos como “simples denuncias anónimas”…
Para su desgracia, la noche del martes, estas respuestas perdieron todo su valor, cuando se dio a conocer que el magistrado Alberto Roldán denunció haber sido presionado por Zaldívar entre 2020 y 2021.
Una investigación de Televisa reveló una serie de audios en los que, presuntamente, se escucha a Carlos Alpízar, quien fue Secretario General de la Judicatura y mano derecha de Zaldívar en la Suprema Corte, intentando presionar al magistrado Alberto Roldán para que no se tomaran más acciones contra Frida Martínez Zamora, exsecretaria general de la Policía Federal, acusada junto con 18 funcionarios por su presunta responsabilidad en un fraude de cerca de 2 mil 500 millones de pesos.
El magistrado Alberto Roldán ha narrado que, tan pronto llegó el expediente de Frida Martínez a su escritorio, recibió una llamada del magistrado Constancio Carrasco para que se reunieran con Alpízar a discutir el caso.
Roldán ya sospechaba lo que iban a pedirle y tenía conocimiento de te quitaban el teléfono celular antes de entrar a las reuniones en la oficina de Alpízar, ubicada en el piso 14 del Consejo de la Judicatura, así que, como en una película, se escondió una grabadora para tener registro de todo lo que se dijera.
En las grabaciones, Alpízar asegura que habla en nombre del presidente de la Corte, es decir, de Arturo Zaldívar. Al principio, las presiones sólo se insinúan. Alpízar le dice a Roldán que lo quieren “sensibilizar” en un tema “trascendental para la institución”. Pero conforme avanzan los meses, Alpízar va apretando la tuerca. Le pide ayuda de manera directa, reconoce que se le está “dando línea” de cómo debe de actuar e incluso menciona al padre y al hermano de Roldán, en lo que parece una amenaza velada.
Al final del proceso, como el magistrado Roldán no resolvió en el sentido en que Alpízar le había ordenado, fue cambiado de adscripción a Morelia, en lo que tiene toda la apariencia de un castigo político. Inmediatamente después de su traslado, un secretario del juzgado negó la orden de aprehensión contra Frida Martínez. En consecuencia, Roldán presentó una denuncia ante la Judicatura y filtró los audios para dar a conocer su caso.
Esta vez, Arturo Zaldívar trató de lavarse las manos diciendo lo mismo que antes. Pero no puede sostener que se trate de una persecución política por parte de la ministra presidenta Norma Piña, porque el denunciante no sólo tiene nombre y apellido, sino que ha presentado evidencias de sus acusaciones tanto por la vía judicial como a los medios de comunicación. Por su parte, Carlos Alpízar, quien, por cierto, trabaja dentro de la Secretaría de Gobernación, ha dicho que los audios “están truqueados”.
Habrá que ver en qué paran las investigaciones de la Judicatura. A mí me parece que, en cualquier otro país, las grabaciones presentadas ayer representarían la muerte política de Zaldívar. O, cuando menos, su exilio temporal, mientras se aclaran las acusaciones.
¿Porque cómo es posible que Morena y sus aliados, que en teoría pretenden regenerar la vida pública, el sistema judicial y hasta la moral de nuestro país, pongan el futuro de la justicia mexicana en manos de Zaldívar, un hombre cuya reputación, más que manchada, parece destrozada?
Yo soy Adela Micha.