Estas preguntas son de vital importancia, no sólo para la eventual cancelación o no de la Reforma Judicial, sino para evitar una confrontación frontal, y sin cuartel, entre los Poderes… Y lo peor de todo es que, en lugar de criterios técnicos, pareciera que la discusión se ha politizado a tal grado de que la constitucionalidad o no de la Reforma podría reducirse a la absurda discusión de si se simpatiza o no con la Cuarta Transformación. Estaríamos ante el primer caso de politización de la justicia causada por la Reforma Judicial. Hay que esperar a ver qué dice la Suprema Corte acerca de la Reforma Judicial y cómo reaccionan desde Palacio Nacional y desde el Congreso… Lo cierto es que, ahora más que nunca, debe imperar la mesura, la voluntad de diálogo y negociación, y el respeto irrestricto a la ley… Porque más allá de la Reforma Judicial y de las banderas políticas, está México, con su división de poderes, con su Constitución y con su Estado de Derecho, y eso debe prevalecer por encima de cualquier movimiento político y, también, de cualquier mandato popular.