Lo que me parece muy preocupante es que, más allá de banderas políticas, los consejeros están organizando una elección inédita y extraordinaria con poco tiempo, si los recursos suficientes y, por si fuera poco, con la amenaza de que podrían terminar incluso en la cárcel por el hecho de cumplir con lo que les mandata la Constitución. Esto es reflejo de la erosión institucional y democrática, y de la lucha de poderes que se generó a raíz de la Reforma Judicial.