El presidente desapareció el fondo que apoyaba con recursos a los municipios en materia de seguridad. A lo largo del sexenio, se registraron más de 400 movilizaciones de policías en el país, que se manifestaban en contra de los bajos salarios, la falta de pago de bonos, las condiciones inseguras, la poca capacitación y el pobrísimo equipamiento con que operaban. Una vez más, la ineficacia se pagó con sangre, ya que cerca de 2 mil 500 policías fueron asesinados. Por desgracia, no podemos revivir a los muertos, y tardaremos muchos años en cicatrizar las heridas que dejó el último sexenio… Pero tenemos la oportunidad y la obligación de aprender de los errores cometidos… México ya no puede darse el lujo de improvisar su estrategia de seguridad, de pretender engañar a la gente con mentiras y, mucho menos, de repartir abrazos a los criminales.